CORRE

2 1 0
                                    

Cuando Joe cogió a Samantha la galería comenzó a temblar, se estaba derrumbando, James miró a Joe a la espera de alguna señal. Pero este solo miraba a su hija, dio un suspiro y mirando a James.

-Corre.

Según lo decía Joe comenzó a correr en dirección al túnel por el que había venido con James, ahora que Samantha había deshecho la oscuridad y la tierra comenzaba a ceder el túnel estaba iluminado por las grietas y los agujeros que comenzaban a formarse por el desmoronamiento de las rocas. James seguía a Joe de cerca, pero le costaba mantener el ritmo debido a las heridas, aún así estaba lo suficientemente cerca como para escuchar lo que Joe decía entre dientes.

-No ha podido mantener la estructura, creo que la he forzado demasiado. Ha comenzado a sangrar de algunas de las heridas del combate.

Sin pararse, sin detenerse, sin prestar demasiada atención a lo que dejaban atrás, dos personas huían corriendo del derrumbe mientras una de ellas cargaba con su hija. Tardaron menos de un minuto en salir de allí, dado que el camino era recto, en eso Samantha había considerado todas las opciones posibles y había facilitado la ruta de escape lo más estable posible, de ahí que tanto James como Joe pudieran huir del derrumbe y salir al claro del bosque por el que habían entrado. En cuanto salieron, Joe tumbó a Samantha sobre la hierba y le examinó las heridas, pequeños puntos le habían saltado en la zona del torax. Extrajo de su pantalón hilo y aguja y observó la cara sorprendida de su sobrino que le miraba expectante.

-Entiendo que te sorprenda, pero lleva siempre hilo y aguja, es más útil de lo que nadie pueda pensar y más para nosotros.-Centraba la mirada en su hija.-Ahora deberías de mirar para otro lado ¿no crees muchacho?

Joe añadió cierto tono fiero en la pregunta, James se sonrojó, no se había percatado de que Joe tenía que desvestir parcialmente a Samantha para coserle mejor las heridas. Joe lo miraba inquisitivo mientras enhebraba la aguja con el hilo, así que James apartó la mirada y observó unos árboles algo alejados.

-Estaré allí vigilando.-Dijo mientras se retiraba para permitir cierta intimidad a Joe en la curación de su hija. Se sentó en al suelo al lado de los árboles que había visto antes, se sentó en el suelo con las piernas cruzadas y pensó en lo que había observado aquella mañana, su primo moviendo el agua y modificando la corriente del río, su prima controlando la tierra y la oscuridad y además su tío le había hablado de que tanto su padre como él tenían también habilidades elementales, pero...¿qué pasaba con él? Su padre le había entrenado para muchas cosas pero nunca le había hablado de un poder así ni le había mostrado nada parecido, quizá él simplemente fuera un joven con habilidades por el entrenamiento que había recibido, pero la sensación que tenía era extraña, como si ver a su familia haciendo esas cosas hubiera despertado algún sentimiento que llevaba años escondido, esa sensación extraña se focalizaba sobre todo en su estomago, James comenzó a pensar que lo mismo le había sentado mal el desayuno o que ya se acercaba la hora de la comida. Pero permaneció allí sentado con las piernas cruzadas y los ojos cerrados, esperando, notando el viento a través de los árboles y escuchando cómo se movían las hojas sobre su cabeza.

Pensó en lo que había vivido en el pasado, el duro entrenamiento con su padre, sus combates contra los sendhais, su viaje hasta el bar de Joe...pero no se le ocurría cómo él podría utilizar un elemento natural como hacía el resto de su familia. Pensó que se estaba centrando en demasiadas cosas, así que despejó su mente, pero la sensación del estómago le seguía molestando y era como si le impidiese poder concentrarse en lo que estaba buscando, buscaba ver si podía manipular algún elemento de los que notaba ahora mismo, pero no tenía claro cómo lo habían hecho sus primos, no entendía cómo podían controlar los elementos...le faltaban demasiadas pistas para saber qué tenía que hacer. Entonces oyó los pasos de su tío a su espalda y se giró, llevaba a Samantha aún dormida a su espalda.

-Volvamos al río, Samuel ya debería haber llegado.

Así que juntos reanudaron la marcha y James no se atrevía a preguntarle a su tío sobre los elementos o sobre cómo él podría saber si tenía uno o no. Así que en silencio desandaron el camino de vuelta al río, James miró por última vez el claro en el que había estado la meseta, ya solo había tierra y era como si nunca hubiera existido ni esa elevación del terreno, ni los túneles ni la galería en la que Samantha había estado entrenando.

Cazadores oscurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora