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Me acosté sobre la cama, mirando al techo. Había una gran tormenta afuera y yo no era capaz de dormir sin importar cuan cansada estaba. Cada vez que estaba cerca de quedarme dormida el fuerte sonido de un trueno me despertaba de nuevo, así que me había dado por vencida. Por suerte yo estaba despierta cuando mi teléfono comenzó a vibrar en la mesa de noche. Lo agarre sin ver quién estaba llamando, simplemente agradecida de tener a alguien con quien hablar.

- ¿Puedo llamarte? - La voz de Joel llegó a través del teléfono, sonaba sorprendentemente despierto para esa hora de la noche.

- Me estás llamando - dije en voz baja, sentándome.

- Quiero oír tu voz - siguió, y estaba segura de que él no se había dado cuenta que en realidad estaba hablándome.

- Lo sé, puedes escucharme. Estoy en el teléfono - suspiré.

- Dani. No sé qué hacer - la voz de Joel cayó. Un trueno se escuchó desde el exterior y el cielo se iluminó por un momento antes de volver a su oscuro, y lluvioso estado.

- ¿Qué pasa? - Le pregunté, sin molestarme en hablar de que en realidad me había llamado por mi nombre, por una vez.

- Soy un jodido imbécil. Maté a mi novia embarazada - murmuró, y oí un portazo detrás de él. Podía oír el viento y la lluvia torrencial en la acera a través del teléfono, diciéndome que Joel ahora estaba afuera.

- Fue un accidente - Dije.

- Estoy borracho - declaró inexpresiva mente, en el caso de que yo no lo hubiera notado.

- Me lo imaginé.

- Mierda, no puedo fumar en la lluvia - Joel gimió ante sí mismo y oí otro portazo.

- ¿Dónde estás? - Le pregunté, curiosa de todos esos portazos.

- Estoy en el auto y no soy capaz de encenderlo - Estaba arrastrando las palabras y se me hacía un poco difícil entenderlo, pero finalmente logré entender lo que decía.

- No, Joel. Estás borracho. Vuelve a dentro - Mi voz se hizo más fuerte mientras salté de la cama y me puse a buscar unos zapatos.

- No, quiero conducir - Joel se quejó, casi podía verlo haciendo pucheros.

- Joel, ¿dónde estás? - Le pregunté de nuevo. Suponía que estaba a fuera de su casa, pero quería estar segura. No quería salir en medio de la lluvia para nada.

- No quiero que vengas a buscarme. Sólo quería oír tu voz. Ni siquiera puedo recordar ahora como sonaba la voz de Lilly. Yo la maté... yo la maté... - divagó, el sonido de su voz era cada vez más difícil de escuchar a través de la lluvia cayendo sobre su coche.

- Joel, hablo en serio. ¿Dónde estás? - Exigí. Ni siquiera estaba consciente del hecho de que estaba hablando tan fuerte, no importaba de todos modos. Mis padres se habían ido a una reunión de negocios temprano esta mañana y no estarían en casa hasta mañana.

- Estoy en el auto, Dani. Voy a tratar de conducir de nuevo - dijo Joel, el sonido de mi nombre seguía sonando extraño para mis oídos.

- ¿Estás en frente de tu casa? - Le pregunté, finalmente encontrando unos zapatos. Me los coloqué y agarré una sudadera que había colgando de la esquina de mi tocador y la deslicé por mis brazos, subiendo el cierre.

- ¿Mi casa? - preguntó.

- Sí, tu casa. Esto ya no es divertido Joel, por favor, sólo dime dónde estás - Gemí cuando comencé a hacer mi camino por las escaleras y a la puerta principal. No tenía idea de lo que Joel trataba de hacer, tenía que llegar a él tan pronto como fuera posible.

07:10 | Joel Pimentel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora