Capítulo 8.

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Cuando Ezra despertó, 72 horas después, sintió dolor por todas partes. No recordaba nada, más allá de haber llegado a casa la noche de su cumpleaños, y hablar brevemente con Sebastian antes de irse a la cama, pero el cuerpo tibio y grande que lo tenía atrapado contra el colchón, le causó una profunda oleada de pánico. Trató de moverse para quitarse el peso extra de encima, y sus ojos se toparon con un collar que le resultó muy familiar.

Era aquel que le había regalado a Nickolas años atrás, antes de separarse, y al mirar hacia arriba, se encontró con el apuesto rostro de su alfa dormido. Los ojos de Ezra se abrieron de par en par y retrocedió, para después sentir un latigazo de dolor en sus caderas, que si hubiese durado unos segundos más, lo habría hecho llorar. Frustrado, siguió forcejeando, retorciéndose, hasta que el suave gruñido de Nick lo detuvo en el acto.

–Hey, no hagas eso… o harás que se me pare de nuevo.

–¿D-De nuevo? –Ezra preguntó shockeado, y se quedó tan quieto como pudo.

Nick rió por lo bajo–Buenos días, Pom-Pom–Nick murmuró, mirándolo hacia abajo, cuando levantó su cabeza.

–Nick… ¿Qué haces en mi habitación? Y además… ¡Desnudo! –chilló, y saltó de la cama, lejos de él, sintiendo de nuevo el tirón en la cadera.

–Oh… ¿No lo recuerdas? –Nick se sentó, rascando su cabeza ligeramente– hace unas… 72 horas, y un poco más, entraste en celo. Yo percibí tu aroma, estabas llamándome, por eso vine, te veías tan hermoso y sensual, que no pude decirte que no cuando me pediste que te hiciera el amor.

–¿H-Huh? ¿Yo dije eso?–Ezra preguntó, con sus mejillas encendidas– no es cierto, tú debiste aprovechar la oportunidad.

Nick se levantó y fue hacia él, luciendo muy grande y amenazante–¿Acaso crees que yo haría algo así? ¿Sobre todo a ti? –gruñó, haciéndolo retroceder un poco– ¿Acaso sabes el tiempo que llevo esperando para hacer esto? Para, por fin, ¿Tenerte en mis brazos, y reclamarte como mío?

–¡¿Qué sabes tú de tiempo, cuando pasaste casi diez años en ese maldito colegio, follándote a cualquiera que se te ofreció, mientras que yo me quedé aquí, esperando como idiota por alguna noticia tuya?! –Ezra arremetió, golpeando su pecho– ¡Fuiste tú el que lo prometió, y el que lo olvidó! –gritó, entre lágrimas– tuve que seguir mi vida, olvidar todo eso, para volverme más fuerte e independiente de ti, pero ¿Sabes qué? Ese ideal de independencia que había planeado en mi cabeza, y que me las arreglé para mantener hasta ahora, ¡Se fue al carajo hace cuatro días, cuando volví a verte! Tú… estabas ahí, de pie en la escalera, luciendo tan… tan… hermoso –su voz fue bajando poco a poco, junto con su enojo– que no supe qué hacer, por eso salí corriendo.

–Y luego, tuviste una visión infernalmente caliente a la que terminaste arrastrándome –Nick arqueó una ceja, haciendo sonrojar a Ezra de nuevo.

–Yo… no hice eso –murmuró, dándole la espalda.

–Oh… Sí que lo hiciste –Nick se puso detrás de él, y lo abrazó por la espalda– y fue el mejor sexo fantasma que he tenido en mi vida.

—¿El mejor sexo fant..? –Ezra se tensó un poco, al sentir sus brazos alrededor de él.

–Dime una cosa, y quiero que seas totalmente sincero –Nick dijo, frotando su barba suavemente contra el cuello de Ezra– ¿De verdad me odias? ¿Es cierto que no me has extrañado ni un poco? ¿Que no te alegra verme?

En ese instante, Ezra tuvo que aferrarse a su fuerza de voluntad, para no derretirse en brazos de Nick, en especial al escucharlo hablar de esa forma tan dulce y gentil, muy diferente a la manera en la que se le acercó minutos antes. Todavía estaba asustado, no quería dejarse llevar, para después terminar con el corazón roto. No lo soportaría una vez más.

Cuidando de Ezra (Lazos De Almas 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora