Primera luna

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Las noches de invierno comenzaban a ser más fuertes, más que nada por los fuertes vientos y bajas temperaturas, llevándose completamente el calor que traía consigo el mes de agosto y pasando así a los inicios de septiembre, más específicamente entre el primero y el décimo día del mes, pues en ellos el cambio de ambiente se notaba y se hacía más fuerte.

— Cállate, no quiero escucharte decirlo otra vez, que te dije acerca de la pintura y la poesía? — Habló el regente y señor de la casa Kim.

- Que me olvidara de él... que sólo debía concentrarme en aprender las artes de la espada y la política. - Respondió el joven noble en el suelo, con la marca de una bofetada en su mejilla.

— Entonces por qué no lo haces Kim TaeHyung... no quiero ser mal padre contigo pero no me dejas más opciones, encima que es difícil criar a un niño tan desobediente como tu y todavía vienes a decirme con todo el descaro que no quieres ser el siguiente regente.. Tu eres idiota?! Como te atreves a decir estupideces! — aquel noble ya estaba más que enojado, sentía la rabia de que su único hijo y futuro heredero no tuviera el valor para siquiera empuñar una espada correctamente.

— Ya largo, Mañana a primera hora comenzarás con tu entrenamiento y pobre de ti que me entere de que te lo volviste a saltar, por que si eso pasa, yo mismo me encargaré de darte las clases. - Soltó un suspiro ya rendido con la situación, para así volver a su trono.

El joven castaño por su lado tomó su dibujo del suelo para así salir de aquella sala y volver a su habitación, llorando de rabia.

Una vez en dicho cuarto dejó escapar todo su llanto, su perfecta obra ahora estaba manchada y arrugada, había pasado de un hermoso cuadro a uno completamente diferente, no solo por la tinta corrida si no también por que se había rasgado de varias partes aquel papel.

- Por que no puede entenderme, detesto pelear, odio las espadas, puedo ser un buen sabio no hace faltan que sea regente, no me importa ser ayudante de un futuro sabio al trono, yo no quiero mandar no puedo mandar. - El llanto continuo hasta que finalmente se quedó dormido.

Un fuerte ruido se escuchó fuera de su habitación, causando no solo que despertara si no que el pánico se hiciera presente en el castaño, pues era demasiado tarde como para que alguien estuviera rondando por los pasillos y más importante que hacía alguien fuera de su propia habitación.

Ese  lugar se dividía en varias partes, todo para evitar que fueran molestados entre sí, pues si se hacía un mapa mental de la propiedad se destacaba el templo mayor donde se llevaban acabó todas las  ceremonias, donde estaba el trono del líder de Silla y demás cuartos todos propios para el regente.

Mientras que en la parte trasera habían un templo más pequeño completamente para el el hijo del soberano, detrás y a los costados de este estaban varios templos muchísimo más pequeños en tamaño de una sola casa para apenas 5 o 6 personas que eran destinados para los guardias, al igual que unas casas pequeñas para solo una persona dedicados a los sabios y sacerdotes de aquel lugar.

Por lo que no se explicaba como es que alguien estaba en su templo, era el más alejado de todo así que no debía haber oportunidad a que alguien estuviera tan tarde rondando por las afueras de su habitación.

Inclusive los guardias que lo vigilaban ya debían estar por el quinto sueño, pues nunca se quedaban toda la noche vigilando su templo, si no que la protección estaba más al rededor y por los pasillos del templo mayor.

Por mera inercia tomó la espada, para así salir por la puerta de su cuarto viendo a todos lados en la penumbra y siendo guiado por la tenue luz de la luna que entraba por las ventanas y paredes de madera, haciéndole estar pendiente de todo a su alrededor.

- Hola?..- Preguntó a la nada creyendo que recibiría respuesta de la misma.

- Hola? - continuo avanzando hasta sentir una brisa detrás de el..

- Ho..- el frío y el dolor se apoderaron de su cuerpo.

Un puñal había entrado en su cuerpo, específicamente en el costado de su abdomen, estaba por gritar pero algo lo detuvo, no solo la mano que tenía en la boca si no también una voz ronca proveniente de una persona frente a él.

- Te escuche las primeras 2 veces, podrías guardar silencio? Me causas dolor de cabeza. - Un chico pálido como la nieve salió de entre las sombras, con un paño tapando la mitad de su rostro, al igual que ropas oscuras que no permitían siquiera imaginar como podría ser fuera de ellas.

- Lo siento realeza, pero temo informarle que vamos a secuestrarlo y también, vamos a asesinarlo. -

I Want To Be Like You Donde viven las historias. Descúbrelo ahora