Pequeño travieso
Los sueños que tuvo desde hace unos días no lo dejaban dormir.
Vagas visiones de una flecha girar en una sola dirección lo hacían sentir impaciente y el sonido de una melodiosa voz nunca abandonaba su cabeza. Jimin estaba intrigado por saber de qué trataban sus sueños y no había nadie mejor que la salsa de abuela para ayudarlo a descubrirlo.
Sus pequeñas manos sostenían firme el remo de su canoa mientras avanzaba por el tranquilo y cristalino río acompañado de sus fieles amigos.
Su mapache llamado Hoseok y su pequeño picaflor llamado Jin.
Era gracioso como solo Jimin parecía comunicarse con esos dos, tan revoltosos y graciosos que solo el pequeño azabache los soportaba.
El camino había sido corto cuando llegamos a los pies del enorme y viejo salsa que se alzaba imponente sobre ellos. Sus largas ramas casi rozando la tierra fértil a los pies del muchacho y el característico olor relajante de sus hojas los hizo sentir en casa.
En el tronco de aquel viejo salsa, comenzó a dibujar un arrugado pero bonito rostro, uno muy conocido para Jimin, quién se entusiasmó se sentó de rodillas junto a una gran raíz, esperando su querida abuela le diera la bienvenida.
-Sabía que vendrías hoy, cariño.- dijo entusiasmada.
-Claro que sí, abuela. - Sonrió el azabache, acomodando las telas que cubrían su desnudes.
-Cuéntame ¿Qué te preocupa? .- respondió ella, como si adivinara las inquietudes de su "nieto".
- Tuve sueños extraños.- comenzó Jimin. - Veo una flecha girar en una misma dirección y también escucho una voz, una muy linda.
La vieja salsa arrugó sus cejas, confundida. - Mhm ... pues a mi me parece que esa flecha que gira está señalándote tú camino.
-Pero abuela sauce ¿Cuál es mi camino? .- inquirió Jimin, ansioso por saber las respuestas. Y es que solo pudo observar la silueta de un hombre alto acercarse a él y hablarle con esa voz melódica, tratándolo con sumo cuidado.
La vieja salsa sonrió. -Escucha, Jimin. Por todos lados hay espíritus, en la tierra, en el agua, en el cielo. Si los escuchas, ellos te guiarán.
Una suave brisa corrió, desordenando los negros cabellos del joven, dándole ligeros escalofríos. Pero en la misma brisa había algo más, un suave coro de voces cantarinas y regocijantes.
-Los escucho. - musitó Jimin, poniéndose de pie. Sus ojos caramelos recorrieron al rededor de casi todo el prado, intentado encontrar el nacimiento de las voces.
La vieja sauce sonrió.
- ¿Qué te dicen, Jiminnie? .- alentó.
-No las entiendo. - renegó.
El coro de voces seguía sonando armoniosamente, casi haciéndolo dormir con su hermosa melodía, cuando de repente, la voz de su abuela comenzó a entonar junto a aquel angelical coro.
- Abre el corazón y lo entenderás.
Las largas ramas del sauce comenzaron a mecerse, como si arrullaran a un bebé entre sus ramas. Pequeños brillos similares a las brillantinas empezaron a caer junto a pequeñas flores que fueron arrastradas por la brisa, abrazando el esbelto cuerpo de Jimin en una suave danza.
- Déjate llevar como la arena en el mar.
-Los escucho, - anunció el pelinegro.- Dicen que algo se acerca ... ¿Nubes extrañas?
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𝕎𝕠𝕣𝕝𝕕 𝔻𝕚𝕤𝕟𝕖𝕪 ¦¦ Kookmin
RomanceOS basados en las historias de las princesas de Disney.