Capítulo 7

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-peor - La afirmación llena de seguridad hizo que los labios del rubio se curvaran en un gesto arrogantemente encantador.

Conocía el potencial del pequeño por lo que no dudaba de él, además había escuchado algo interesante sobre el hechizo que especuló el menor utilizaría.

- eso funcionará- murmuró con un tono ronco especialmente hechizante.

Los bonitos ojos de Albus se encontraron con sus orbes grises rebosantes de una sincera confianza, a la par la mano ilesa de Scorpius subió lentamente a su rostro, acariciando su mejilla y apartando despacio esos mechones castaños que se le pegaban al rostro por la humedad y el sudor.

Los pequeños rastros de lágrimas fueron barridos por sus dedos, regresándole al menor esa apariencia calmada y tranquila que siempre portaba.

De pronto, como si algo gracioso hubiese cruzado por su mente el mayor soltó una baja risa, diciendo con dulzura:

- Cuando salgamos de aquí y pueda mover el brazo - satirizó - te dejaré probar una de mis mejores pociones- Antes de dar espacio a una respuesta, Scorpius sacó su varita gritando con fuerza:

- ¡Bombarda maxima! - el hechizo mandó directamente a las vides a volar, lanzándolas en el aire mientras sus terribles chillidos resonaban dolorosamente en los tímpanos de ambos. En este momento las mandrágoras sonaban dulces a su lado.

Las cuencas chorreantes de líquido negro en el rostro del Anoia giraron sin control, confundidas ante el horripilante sonido. En ese momento el crujido de las hojas pareció un simple murmullo, sin embargo para el Anoia fue más que una alerta.

Dejando escapar un terrible alarido, aquella forma humanoide de sangre negruzca avanzó ente los árboles siguiendo el sonido de los pasos.

En ese preciso instante Albus regresó la vista. Sus ojos revelaron una pizca de terror al sentir el corazón desbocado por la intimidante figura; La piel le hormigueó con terribles escalofríos mientras el sudor comenzó a correr por su cuello.

Normalmente mantenía un semblante serio, compuesto, pero el ser ante él podía incluso despertar la ansiedad de la persona más estoica.

Regresando la vista al frente observó la amplia espalda del mayor, éste no lo miraba, en cambio observaba fijamente el bosque, buscando un lugar adecuado para implementar su plan. Su apuesto rostro mostraba una expresión sumamente seria.

Sintiendo el tibio agarre de su mano y recordando las palabras que le dijo antes de salir, Albus recuperó el valor que trastabilló en su interior. Un segundo después el agarre en su varita se volvió más firme que nunca.

"Sé lo que debo hacer" - pensó aferrándose con fuerza a esa calma que le transmitió el Slytherin- "lo sé" - Se reafirmó conteniendo sus fuertes latidos.

- ¡Prepárate! - gritó Malfoy en el momento que una gran roca entró en su visión periférica.

Sintonizándose con sus pensamientos, Potter finalmente asintió eliminando todo rastro de vacilación en su bonito rostro.

La distancia entre la barrera natural que eligió Scorpius y ellos pronto se redujo a nada. En un ágil movimiento el mayor se detuvo, girando de golpe y ayudando al menor a colocarse a su lado.

Solo bastó que intercambiaran una mirada para saber que estaban listos.

La horripilante figura del Anoia apareció junto a la naturaleza muerta que seguía su paso; el calor sofocante comenzó a quemarles la piel y aquel horripilante rostro dejó escapar un nuevo grito que, contrario a intimidarlos, los animó a continuar.

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