Pʀɪɴᴄᴇss

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Tener este título no es fácil, todos esperan que tengas buenos modales, seas respetuosa, que tu caminar sea perfecto y que al hablar suenes refinada, básicamente tienes que ser perfecta, eso es lo que he escuchado desde niña, al menos de los aldeanos del reino.

Mamá se encargo de toda mi educación pero yo lo único que quería era explorar el mundo. Gracias a esos sueños, me ganaba algunos regaños por parte de ella por distraerme pero después oía sus risitas, ella me decía a diario que algún día podría cumplir mis sueños mientras tanto debía concentrarme en mis estudios.

Cuando cumplí dieciséis años la alegría llegó a nuestras vidas, nuestra familia se hacía cada vez más grande. Cuando la vi por primera vez no pude contener mi emoción y papá estaba igual que yo.

- ¿Cómo se llamará, mamá? - Pregunté viendo a la pequeña.

- Margaret, ese es su nombre. - Sonreí al escuchar el bello nombre. - ¿Te gusta, cariño?

- Me encanta. - Respondí tomando a la pequeña entre mis brazos; desde ese día me aseguré de que nada le faltara a mi madre y hermana. Papá estaba igual, nos la pasábamos horas viendo a la pequeña en su cuna al pendientes de cualquier cosa y rectificando que mamá descansará adecuadamente pero terminamos siendo descubiertos en nuestra misión y ambos recibimos un regaño.

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Un día nuevo llegó y a papá se le había ocurrido tomar un pequeño paseo, su pretexto era que quería asegurarse de cómo se encontraba nuestro pueblo y que yo aprendiera más sobre el reino que algún día estaría bajo mi tutela, una tipo ronda de vigilancia pero la verdad es que quería pasar tiempo conmigo.

- Papá, solo tenías que decirme que querías pasar tiempo de calidad con tu pequeña. - Le sonreí mientras él reía, lo había descubierto. - ¿Por qué dijiste tal mentira? Esa no es una conducta digna de un rey.

- Tan lista como tu madre. - Dijo con una pequeña sonrisa. - Tenía que inventarme algo hija mía, tú madre no te hubiera permitido salir si le decía que era un simple paseo. - Añadió tomando mi mano. - ¿No te gusta un poco de aire fresco? Supongo que tanto tiempo metida en los estudios te hacen olvidar el exterior.

- En efecto. - Sonreí un poco aspirando el fresco aire de primavera. - Gracias por este pequeño respiro.

Caminamos un rato más asegurándonos de que a nuestra gente no le hiciera falta nada. En el camino nos encontramos con algunos caballeros que se sorprendieron de verme fuera de la biblioteca.

- ¡Majestad! - Llamó una voz masculina que conocía perfectamente. - Los nobles, solicitan una audiencia, su esposa los esta entreteniendo lo suficiente. - Narró con seriedad. - Ella lamenta interrumpir su ronda.

- Descuida Zaratras, iré de inmediato. - Respondió con pesar papá. No le gustaba reunirse demasiado con ellos ya que era el mismo tema de siempre, el dinero. - Cariño, ¿prometes tener cuidado? - Abrí los ojos sorprendida, creí que me llevaría con él.

- ¿Hablas en serio? - Pregunté emocionada y él asintió. - Lo prometo, gracias papá. - Lo abracé y él acarició mi cabellera violeta.

- Vamos Zaratras. - El asintió y papá comenzó a caminar.

- Tenga mucho cuidado princesa. - Me dijo el caballero con una pequeña sonrisa y yo asentí. Me dio la espalda y siguió a mi padre.

Yo me alejé del lugar saludando a los habitantes de este reino, en ocasiones algunos caballeros se acercaban para hacerme compañía, pero para ser honesta una parte de ellos se acercaba para cortejarme.

Oɴᴇ﹣sʜᴏᴛs [Bᴀɴ x Rᴇᴀᴅᴇʀ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora