Uɴʀᴇϙᴜɪᴛᴇᴅ

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Las hadas son caracterizadas como un clan perezoso, débil y miedoso. Al menos eso es lo que se oye a las afueras del bosque.

– No sé cómo los puedes admirar si ellos dicen tantas estupideces de nosotros. – Murmuré mirando al hada de cabellos verdes frente a mi pero este voló hasta mi para apretar mis cachetes. – ¡Oye!

– No todos piensan igual, eso es lo que hace tan diferentes y maravillosos a los humanos. – Se separó de mí mientras en sus ojos aparecía un extraño brillo.

– ¡Si el Rey Harlequin te descubre te regañara! – Me quejé.

– No hace falta que seas tan formal cuando te refieras a mí, ________. – Dijeron tras de mi, sentí mis mejillas arder al escucharlo.

– ¡M-majestad! – Exclamé nerviosa mientras me giraba a verlo. – Y-yo...

– Ya lo habíamos hablado, aunque sea el rey yo sigo siendo tu amigo. – Me dio una sonrisa para después mirar al chico tras de mi. – Y ella tiene razón, creí haberte dicho que ya no salieras del bosque.

– ¡Por favor Harlequin, no puedes frenar mi curiosidad! – Exclamó mientras volaba alrededor de nosotros.

– Esa curiosidad te meterá en problemas. – Negó mientras hacía una ligera presión en el tabique de su nariz. – Deberías ser más cuidadoso, Helbram.

– No lo puedo evitar amigo mío. – Nos tomó a ambos de los hombros para abrazarnos con algo de fuerza. – Se que tú y esta linda hadita de ojos bicolor estarán ahí para mi.

– "Esta linda hadita de ojos bicolor" tiene nombre. – Me quejé separandome de él con brusquedad.

– Lo que sea, el punto es que me amas y yo a ti. – Sonrió burlón mientras revolvía mi cabello bicolor.

Ellos eran mis únicos amigos, los únicos que no me veían de manera extraña al verme pasar. Los únicos que no vieron un hada con imperfecciones, ellos vieron más allá de mi apariencia, Harlequin y Helbram fueron los únicos que quisieron conocer quien era yo.

– Ahí va la hada rara... – Era lo que siempre murmuraban al verme pasar. Ya estaba acostumbrada por eso simplemente los ignoraba, pero eso no significaba que no doliera.

Llegué al lago donde conocí por primera vez a mis amigos y miré mi reflejo. ¿Tan rara soy?

Mi cabello era largo, ondulado y de dos colores, el lado izquierdo era verde manzana y del lado derecho era rojo carmín. Tomé mi cabello apreciandolo con tranquilidad al igual que mis puntiagudas orejas, después me enfoque en mis ojos, el izquierdo era del mismo rojo carmín que el de mi cabello y el derecho era verde manzana.

Seguido me enfoque en mi piel la cual era bronceada pero algunas manchas claras que se esparcían por todo mi cuerpo resaltaba. (Vitiligo)

Y eso no era todo, solamente una de mis alas había salido, para ser más exacta mi ala derecha que era de un lindo rosa pastel, pero lo que la diferenciaba de las demás es que tenía algunos brillos.

– Deja de pensar en lo que dicen los demás. Tú eres linda. – Oí tras de mí.

– Lo sé, pero eso no quita que no desee no ser imperfecta. – Miré al castaño que venía acompañado del peliverde.

– Tus imperfecciones te hacen única. – Dijo Helbram sentándose a mí lado derecho. – Además, esa alita saldrá algún día, lo que pasa es que es tímida y no quiere opacar a las de las otras hadas. Como las de Harlequin.

– ¡Oye! – Gritó este con un sonrojo notorio en su rostro. – Aunque es cierto, estamos en la misma posición. – Reí ante lo que dijo y los abrace. Realmente sabían cómo hacerme sentir bien.

Oɴᴇ﹣sʜᴏᴛs [Bᴀɴ x Rᴇᴀᴅᴇʀ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora