La red social de ligoteo

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POV ALICIA

El verano había transcurrido muy deprisa entre viajes y clases extracurriculares y al parpadear ya era de nuevo septiembre.

Comenzaba otra vez el curso escolar, desde mi punto de vista parecía que las vacaciones habían sido demasiado cortas para poder asimilarlo.

Otros años he de admitir que dejaba caer alguna que otra lágrima debido a la lástima que me provocaba despedirme tan abruptamente de los días libres y la carencia de obligaciones que me proferían los meses de verano, pero éste en cambio iba a ser distinto porque el inicio del curso lectivo también significaba empezar con mis clases de pintura gratis impartidas por ese chico universitario que era bastante estrafalario pero un gran artista de pies a cabeza, algo que más que atormentarme me embargaba de repentina emoción.

Por lo que no pude evitar que las lágrimas se desprendieran de mis ojos fue por la partida de Laura a Berlín, mi hermana mayor se iba a la universidad, y no a una precisamente en la puerta de casa, como por ejemplo a Madrid, no, la loca tenía que irse a miles de kilómetros de nosotros. Maldita Laura. A decir verdad, en el aeropuerto le puse el conjunto veraniego que llevaba puesto empapado a causa de mi llanto, así que llegaría a Alemania y tendría que ir directa a darse una ducha gracias a mí.

Ella, justo antes de alejarse entre la muchedumbre cargada de maletas, me sonrió y me dijo que volvería pronto.

Pero eso no me calmó ni un ápice.

Su semblante mostraba cierta inseguridad, y algo de temor.

No se lo quise hacer ver para que no se desmoronara como acababa de hacer yo.

Laura en Berlín estaría prácticamente sola y yo en cambio tenía a mamá y a papá cada día hostigándome y dándome palmaditas de ánimos en la espalda.

El caso es que se fue a terreno alemán y cuando nos llamó no parecía demasiado feliz pero nos informó de que ya se había instalado y que vivía en pleno centro de la ciudad junto con Marcos.

El nombre de nuestro primo fue pronunciado por ella con cierto asco y rabia contenida, por lo que supuse que el chico ya la habría cagado con mi hermana. Cuando tuviera la oportunidad la llamaría y le pediría jugosos detalles sobre el chisme.

Por otra parte, Diego oficialmente había empezado a salir con su amiga de la infancia, una chica llamada Teresa de nuestra edad que también acudía al mismo conservatorio de música.

La chica había pasado de venir a casa en contadas ocasiones a invadirla prácticamente cada día.

Mamá estaba encantada con sus cada vez más frecuentes y más largas visitas, porque admiraba a esa chica. Siempre la invitaba a quedarse a cenar o a pasar la noche en casa y Teresa, por timidez, no aceptaba ni la mitad de sus invitaciones.

Tesa era una buena persona, a pesar de lo poco que había hablado con ella ya había podido descubrir lo mucho que quería y apreciaba a mi hermano, a pesar de su falta de diversión y su perfeccionismo elevado, sin embargo, el hecho de que estuviera siempre rondando por mi casa hacía que me sintiera una pringada, ya que esto sólo afirmaba que yo era oficialmente la solterona de la familia.

Laura tenía a Marcos de alguna manera, aunque éste no lo supiera y simplemente fuera su amor platónico, mamá tenía a papá, ellos siempre lucían acaramelados, enamorados, a pesar de todos sus años de matrimonio y ahora, Diego tenía a Teresa, ellos eran la pareja perfecta, pioneros de un nuevo grupo de música con mucho potencial, y siempre encerrados en la habitación de mi hermano haciendo a saber qué guarradas.

Todos triunfaban en el amor menos, obviamente, yo.

La tarde de antes de empezar el instituto obligué a Andrés a venir a mi casa, a pesar de que él se oponía drásticamente y que al parecer no había manera de convencerlo de lo contrario.

Un Paso Por Delante Del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora