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Mercy DeGraw era, seguramente, el ser humano más confuso del mundo. Frences no tenía idea de por qué seguía intentándolo, pues era un caso perdido. Mercy no quería chicas cerca, estaba feliz con sus cuatro amigos y nadie más. Sin embargo, Frences quería agradarle, no porque fuera ella, sino porque quería sentirse bien con el grupo de Ashton.

No fue hasta ese día, en las áreas verdes de la escuela, que sintió un pequeño progreso. Había conquistado a Mercy con la idea de que podría ayudarle con su enamoramiento, y en ese momento se dio cuenta de lo terca que podía llegar a ser.

Era más que ridículamente obvio que Michael sentía algo por ella. Ella tenía sentimientos claros, y él estaba confundido. Era simple, una ecuación de primer grado, pero ellos lo complicaban todo. Ella soportaba y él tenía este capricho con aquel universitario de ojos azules.

Como diría Mercy: Ugh.

Cuando llegó a su casa, algunos días después de que Mercy tuviera las agallas de besar a Michael y comenzara la guerra de cachondeo entre ellos, sus padres la confrontaron.

—Frences Taylor —vociferó su padre—. Tu castigo será removido, porque te has estado comportando bien.

Frences se echó a reír.

—Como sea.

Su madre amplió sus ojos, sorprendida al lado de su padre.

—¿Qué?

—Me da igual. Tengo dieciocho. Échenme si quieren.

Y con ello subió las escaleras y los dejó.

Ashton fue a buscarla dos horas después, y la llevó al puente.

Estaba atardeciendo, habían llegado en pleno crepúsculo. Se sentaron en el capot del auto; ya se estaba volviendo una tradición entre ellos, y se acostaron mirando al cielo.

—Frences. —le llamó él, como si hubiese recordado algo.

—¿Mhm?

—Creo... creo que te amo.

Frences sonrió, pero no dijo nada.  Ashton lo había dicho como si fuera un nuevo descubrimiento que tenía que decirle, porque era de suma importancia. Sonaba como un niño, sin embargo, y eso era una muestra de inocencia y sinceridad. Ashton era abierto con lo que sentía: si no le gustaba algo, era directo, casi de la misma manera en que lo era cuando algo le gustaba.

Ashton se volvió a mirarla, esperando una respuesta.

—¿Y bien?

—¿Qué? —preguntó ella, haciendo el papel de la inocente.

—Acabo de decir que creo que te amo, Frences.

Frences no dejó de sonreír como una tonta en ningún momento.

—Lo sé. Te escuché. Me parece bien.

—¿"Bien"? —Ashton parecía indignado.

—Sí.

—¿No me dirás lo mismo, al menos? —Ashton estaba sonriendo, pero la situación le parecía injusta. Frences moría de la risa dentro de sí, porque Ashton era muy inocente a veces.

—No te diré que creo que te amo, porque no es así, Ash —explicó ella, sin mirarlo.

Ashton dejó de verla y centró su mirada en el cielo cada vez más oscuro. Pasaron unos segundos, hasta que Frences tomó su mano y ambos volvieron sus rostros al otro.

—No creo amarte, Ash. Estoy segura de ello.

Frences estaba por romper algo. Tal vez eso se le había contagiado de Mercy. Sus padres estaban siendo terriblemente invasivos y desagradables con Ashton en este momento.

—Nuestra hija tiene un promedio excelente. ¿Cuál es el tuyo? —dijo su madre.

Ashton dejó de comer. Sabía que no tenía el promedio esperado para responder esa pregunta con una sonrisa en el rostro, así que continuó masticando y bajó la mirada.

—Porque, sinceramente, una persona sin futuro no le convendría a nuestra Frencie.

Frences dejó caer sus cubiertos sonoramente, sintiéndose terriblemente ofendida. Los miró a ambos. Su madre en ese vestido color salmón y su padre, de traje. Queriendo presumir de su dinero en frente de Ashton.

—Tú no sabes lo que me conviene. Ninguno de ustedes lo sabe en verdad. —su madre arqueó las cejas, sorprendida, casi triste, y Frences sintió que estaba siendo demasiado dura—. Lo siento, pero, ¿no pueden simplemente aceptarlo porque lo amo y él a mí?

Ashton tomó su mano, brindándole su apoyo y mirándole.

—No van a lograr espantarlo mostrándose superiores a él por dinero. Son ricos, pero es todo lo que tienen. Es una carátula. Ustedes pelean, exigen perfección habiendo cometido errores, ¡y simplemente me cansé!

—Frences —advirtió su padre, con un tono amenazador.

Frences arrastró su silla hacia atrás y tomó a Ashton de su mano, escaleras arriba. Esto había rebasado los límites. Algo en el tono de su padre había tocado sus nervios. Entró a su habitación y prácticamente aventó a Ashton dentro. Respiraba con dificultad, pues estaba muy, muy molesta.

—Frences, calma, ¿vale? Nada de lo que dicen me afecta —intentó razonar él.

—¡Ese no es el punto!, ¡odio que intenten controlarlo todo!

—Hey —él la tomó por los hombros, buscando conectar sus miradas—, hey —entonces Frences cedió y se relajó un poco—, respira un segundo y dime qué ves.

Frences frunció el ceño.

—Te veo a ti, Ash.

—Y yo te veo a ti, y eso es todo lo que importa, ¿vale?

Frences asintió, abrazándolo y encontrando consuelo en el calor de su pecho. Había dejado que la situación le superara, y ahora tenía que buscar una manera de relajarse.

—Sé que te puede ayudar, princesa —susurró él, y tomó el rostro de Frences entre sus manos para besarla.

Besar a Ashton era claramente algo que necesitaba. Sin embargo, cuando él desabrochó los botones del vestido de Frences, ella supo que sucedería. No tenía miedo, ni estaba nerviosa. Simplemente era algo que funcionaba de forma natural entre ellos.

Y así fue, de hecho.

definitivamente "sexo" será nuestro "siempre"

sABEN QUE ME IMAGINÉ A ASHTON FLETCHER DICIENDO  "te amo"

y LLORE SABEN

DUELE

MUCHo

PD: siganme en tw @fivesosshit

PD2: #LIVESOS es vida

xx.

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