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Tome el collar entre mis manos, era sencillo pero sin lugar a duda muy hermoso, tenia tres piedras y la del centro era mas grande que las otras dos, pero no exageradamente.

Era un muy hermoso detalle, lo devolví a su caja, la marca estaba en otro idioma y tenía un grabado interior con un mensaje, pero no entendía lo que decía.

No quise darle mas vueltas al asunto, me metí al baño para darme una ducha y por descansar al fin.

Mañana será otro día.

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Maldita sea, que nada me puede salir bien, ¡¡¡¡POR UNA VEZ EN LA VIDA!!!!

-¿Cómo que no los vamos a ayudar?-

-Hijo, es un país tercermundista, vinimos para aprovechar su materia prima, entre otros negocios, si hay una guerra con USA entre ellos y nos llegamos a meter, desembocaremos la tercera guerra mundial-

-Pero padre ella busca esa protección por eso se casará conmigo-

-Si tanto te importa ella, tráela al país-

-No es eso, se casa para proteger a su familia y a su gente de la guerra, si no pudiera hacer eso se rehusaría a casarse conmigo-

-No te preocupes, no se enterará-

-No padre tenemos que hacer algo-

-тишина (Silenció)- volteó a verme con una expresión seria y firme, no me deje intimidar - te casaras con la chica y nos vamos, y mas te vale ser un buen esposo, no quiero reclamos y no cambiare de opinión, si ella se entera y se opone a la boda ya no tiene escapatoria, para empezar esta lejos de su casa y tampoco tiene pruebas para decirle a su gobierno, o la proteges o la dejas morir en la guerra-

-Да отец (Si padre)-

-Bien-

Se retiro de ahí con ese semblante frío que lo caracteriza, pero no me iba a quedar de brazos cruzados, me di media vuelta dispuesto a buscar al presidente, para intentar hacerlo cambiar de opinión, y si el da la orden mi padre tendrá que ayudar.

Cuando me educaron como un soldado yo pensaba que podría ayudar a mucha gente, pero no que la despreciara, ni siquiera se acuerdan que este país nos ayudo en los momentos que más necesitábamos, cuando estaba la URRS en hambruna y mandaron a decir que nadie apoyara, México fue el único país que mando alimento y apoyo, hasta hicieron un hospital para los enfermos y mandaron gente especializada para que la nuestra no muriera de hambre a pesar de que ellos tampoco estuvieran en buenas condiciones.

Y todos ellos nos han tratado tan bien siempre, no puedo dejar que esto suceda.

Me fui en busca de mi presidente, camine hasta donde estaba la salida del hotel y pedí un taxi al lugar donde fue la anterior junta dado que tenía entendido que ahí se encontraba el presidente.

Después de un rato buscándolo lo encontré saliendo de la sala de juntas, me saludo con respeto y yo le devolví el saludo.

-Mucho gusto en verte joven Garald, ¿Qué lo trae por aquí?-

-Disculpe la interrupción pero ¿podría hablar con usted en privado?-

-Claro, vamos a la sala, de todos modos ya había terminado mi trabajo pendiente-

Nos dirigimos a una sala de juntas algo pequeña y nos sentamos solo nosotros.

-¿Qué ronda por tu cabeza joven Garald?-

Amarrada a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora