Día 13: Sobrenatural [A.U.]

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“— ¡Sean todos bienvenidos al circo de Karmaland! ¡Pasen, adelante!

El muchacho abrió poco a poco los ojos. La cabeza le dolía y todo daba vueltas a su alrededor. Sí hubiera tenido algo en el estómago lo habría botado. El ruido de las voces lejanas, griteríos y estática lo ensordecía, le ponía enfermo.

Estaba desorientado, se sentía como la primera vez que probó alcohol. Se dio cuenta de que no recordaba cualquier cosa que haya pasado hace dos días, era como sí lo hubieran desconectado y recién lo volvieran a enchufar.

Oh, vaya.

Soltó unas risillas distraído, seguramente lo drogaron de nuevo para mantenerlo controlado. Debió hacer algo malo para que lo doparan durante tantos días.

Las voces se volvieron más claras, un monton de gente ahí afuera esperaba por su aparición. Miró a su alrededor, estaba sentado en medio de un gran jaula con barrotes que brillaban de color morado. Su prisión encantada estaba cubierta por una sábana blanca, la luz se filtraba por la tela y daba un efecto sepia a su entorno. Su propio cuerpo desprendía luz que iluminaba cada rincón del espacio.
Ladeó su cabeza hacia la izquierda y chasqueó la lengua, no tenía ganas de aguantar mocosos irrespetuosos y a sus padres estúpidos. Sólo quería dormir un buen rato sin que lo molestaran.

—...¡Reciban con muchos aplausos a Auron, el hombre de lava!

La sábana fue retirada, cerró los ojos con fuerza ante la luz artificial de los reflectores que apuntaban a su cara. Alzó una mano y se cubrió los ojos, parpadeó para acostumbrarse a la iluminación.

El público coreó un perfecto grito de sorpresa y exclamación. Volvieron a su bullicio desordenado, gente señalándolo, murmurando; unos mirándole con fascinación, otros con desagrado.

Escuchó el característico sonido de las cámaras y el flash constante disparado en su dirección lo dejo ciego.
Aún se sentía mareado, maldita sea, ¿Por qué todos gritaban tanto, por qué le tomaban fotos? Creía que el maestro de ceremonias las tenía prohibidas.

— ¿Quién quiere probarlo?

El maestro de ceremonias extendió los brazos a los lados con una gran sonrisa. Todo el mundo se volvió eufórico, el hombre de traje le dió vueltas a su bastón en su mano antes de colgar el gancho en su antebrazo, sacó con elegancia un pergamino de su manga como en un truco de magia, lo arrugó rápidamente y caminó hasta la jaula.

— Lo único que deben hacer es lanzarle lo que quieran y su cuerpo consumirá de inmediato lo que toque —mantendiendo su sonrisa confiada lanzó la bola de papel que le golpeó en la cabeza. La hoja se desintegró un segundo después.

Un chico azabache con maquillaje azul en el rostro y una canastilla se paseó por el público ofreciendo hojas de papel, palos pequeños de madera, fruta y cosas insignificantes para las personas que no tenían qué lanzar.

Una oleada de objetos le golpearon en el rostro y todo el cuerpo. Bolsas de palomitas, comida, envoltorios, las cosas de la canasta. Fue hasta entonces que se dió cuenta de que sólo llevaba puesto unos pantalones cortos. Genial, ahora era un exhibicionista.
Los impactos no dolían, en absoluto; quizás porque estaba drogado, o porque todo se desintegraba en cuanto lo tocaban.

Gruñó irritado, esperando pacientemente a que todo terminara.

Pero el show acababa de comenzar, la gente no se iría todavía.

° ° °

Dejó que Alex le pusiera los grilletes en las muñecas. Ambos salieron de la jaula, el azabache tomó la cadena que conectaba con las esposas y tiró ligeramente de él, sin ser tosco.

 LuzuPlay Month ¡! 2O2ODonde viven las historias. Descúbrelo ahora