XIX. "Hogar, agridulce hogar."

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Aquel frío lugar, la falta de vida y la notable crueldad lo hicieron tener más de dos escalofríos en menos de cinco segundos. Sin poder evitarlo se acercó más a Zayn, tomándolo del brazo.

—No hay nada que temer. —Dijo el diablo. —En parte, este es tu hogar. —Y comenzó a caminar con su niño sosteniéndose de su brazo.

Pasaba con la cabeza en alto entre todas aquellas personas formadas, recibiendo silencio y ninguna mirada, respeto al ser el rey de todo aquel lugar. Liam evitó observar a algunas personas que golpeaban su cabeza contra la pared, fuera de sí. ¿Hace cuanto estaban allí, tan solo de pie, esperando por algo peor? Muchos de ellos parecían estar pudriéndose, con sus pieles cayendo de sus cuerpos.

Había un hombre a unos metros, al principio de toda aquella fila. Mientras el castaño caminaba y observaba alrededor, podía oír la grave voz de aquel hombre hacer comentarios completamente sarcásticos y crueles. "¿Alguno tiene sed?" "¿No creen que se están tardando mucho? ¿Qué dicen si aplaudimos?"

—Azazel. —Dijo Zayn cuando llegaron al principio de la fila y Liam intentó no sorprenderse ante lo escalofriante que sonó su voz; autoritaria, demandante, demasiado fría y seca.

El pálido hombre de unos cuarenta años, el cual dejó de reír de inmediato y se giró hacia el diablo, haciendo visibles sus ojos completamente negros, comenzaba a verse asustado e incluso débil.

—¿Sí, mi rey? —Respondió y de reojo observó al niño que se encontraba a un lado del rey del inframundo, abrazándose al brazo de este.

Zayn se mantenía inexpresivo y hablaba con decisión. —Quiero que te inclines. —Dijo. El demonio de inmediato lo hizo, poniéndose frente a su rey. —Inclínate ante tu nuevo príncipe.

El demonio alza la mirada, confundido al principio, pero de inmediato se arrastró frente al niño, inclinándose ante él. —Mi príncipe.

Liam observaba al demonio inclinado a sus pies con sus ojos marrones más abiertos de lo normal. Le parecía extraño, porque una de esas cosas era su pesadilla, una de esas cosas lo seguía e intentaba matar. Le parecía extraña la situación, irreal pero, maldita sea, que sí era real. Que un demonio le estaba haciendo una reverencia y lo había llamado "Príncipe".

—Hola... —Dijo y se sintió estúpido.

Zayn rodó los ojos sin que nadie lo viese. —De pie. —Ordenó. El demonio lo hizo de inmediato y retrocedió unos pasos. —Él vendrá aquí cuando se le antoje y espero por el bien de todos que se le trate como lo merece o tendrán el doble de sufrimiento. —Dice mientras ve a todas las personas formadas, las cuales lentamente pasaban de ser muertos vivientes a muertos vivientes hiperactivos, con obvios nervios ante la presencia del rey del inframundo. —¿Capiche?

—Por supuesto, majestad.

Zayn mueve su brazo, extendiéndolo hacia Liam, el cual toma al diablo de la muñeca con ambas manos, distraído al estar viendo alrededor. —Sigue con tu trabajo. —Le dice a su sirviente y da unos pasos más, abriendo una puerta que hay a un costado del largo y algo estrecho cuarto. Es alta, de hierro y suena pesada cuando Zayn la abre sin hacer ni un poquito de fuerza. Guía al niño para que pase primero y luego se adentra él, cerrando detrás.

Ambos quedan en silencio, Liam parpadea debido a que la luz ha bajado aún más. Pareciese como si estuviese metido en un largo pasillo de pura tierra, con alguna que otra antorcha iluminando a lo largo. Se oían lamentos a lo lejos, llantos. Zayn se puso frente a él y ambos se miraron fijamente para confirmar que el menor se encontraba en buen estado. Le dio un asentimiento a su esposo y el rey del inframundo lo tomó de la muñeca antes de comenzar a avanzar.

Dancing with the devilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora