Epílogo. Parte I/II

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@ValDesiderato @frida_cortez @ziamforever6913@24estrella42 @almatropical

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2003

No sabía exactamente como había terminado allí.

El infierno no era un lugar en el que le gustara estar. Si, era el lugar de trabajo de Zayn y sí, siempre sería bienvenido. Hasta tenía su propio trono pero, aún así, nada lograba atraerlo. Supuso que sería por todas las almas que le hablaban, rogándole que se los llevara, volviendo su mente un desastre.

Pero ese día lo necesitaba.

Las puertas del pasillo en el cual estaba aquella larga e interminable fila de almas se abrió. El demonio que había estado riendo y burlándose - básicamente haciendo su trabajo- se calló ante la poderosa presencia y fue como si las almas hubiesen despertado, porque toda aquella que se encontraba allí observó la puerta de detrás.

La Muerte dio un paso y lucía... de muerte, literalmente. Todo su vestuario era completamente negro: llevaba unas botas cortas, unos pantalones de algo parecido al cuero, ajustados, una camiseta ligera, dentro del pantalón y hasta el cuello, bordada con encaje en las puntas. Llevaba un abrigo largo, el cual era una mezcla de gabardina y capa, con su cabello corto y guadaña firmemente en su mano.

Su expresión era seria y no se veía realmente temible, ya que no solo su estatura no había cambiado, si no que emanaba mucha tranquilidad, pero el problema de los demonios allí era que también emanaba mucho poder y sabían que si este quería podía aniquilarlos.

Analizó a su alrededor con sus ojos mieles, uno levemente manchado de oscuridad profunda, antes de comenzar a caminar lentamente por el costado de la fila, con la guadaña golpeando el suelo en cada paso y sus botas resonando.

Pasó de largo al demonio que hacía una reverencia ante él y estuvo a punto de adentrarse a la puerta que lo llevaría al calabozo, pero se detuvo. Bastó unos segundos antes de que se girara, observara a las pobres almas de la fila, las cuales llevaban allí muchos años antes de que él fuese inmortal y luego llevó su mirada al demonio, el cual no le veía a los ojos.

Dancing with the devilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora