1- "Así vivo, no quieras cambiarme"

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Roma

Tengo veinte años, soy estudiante de psicología, tengo una hermana menor, Rosalie, mis padres viven en el extranjero con ella, renuncie a la idea de vivir con sus lujos, para eso debía estudiar economía, no podía permitir eso, quería ayudar a las personas, sabía lo que era vivir en depresión, no tener ganas de seguir con mi vida, pero gracias a mi tía Susan, logré salir del bajo en el que me encontraba, ella es una excelente psicóloga, la mejor, no hay otra como ella.

Para pagarme los estudios, trabajó en una cafetería de medio tiempo, no es mucho, pero a su vez, es bastante para cubrir mis gastos. Mi madre me envía dinero todos los meses, sin que mi padre se entere, pero he decidido no gastar ni un céntimo de ese dinero.

Soy una persona solitaria, no tengo muchos amigos, solo una, Mary y vive del otro lado del mundo, la veo cuando visito a mis padres y mi hermana.

En mi vida, no hay lugar para el amor, no quiero enamorarme de alguien en este punto de mi vida, creo que debo centrarme en mi carrera, y sobre todo demostrarle a mi padre que pude hacerlo, incluso cuando él no quería ayudarme.

Quienes me conocen, tienen contacto con la verdadera Roma, la joven de veinte años que tiene un sueño, que trabaja para costearse cada uno de los gastos, pero mi padre siempre ha querido cambiarme, en su mundo todos creen que la hija mayor de un costoso economista, está estudiando finanzas en el exterior, él ha intentado cambiarme, cada uno de sus amigos preguntan por mi, y él les miente descaradamente.

La última vez que hablamos le dejé en claro que no iba a cambiarme mi estilo de vida, amaba lo que hacía, aunque él no lo aceptara.

— Creo que deberías escuchar a tu padre Roma, —dijo mi tía Susan , la entendía, era su hermano, ella era la mayor, no había tenido hijos, pero creo que ayudar en la crianza de mi padre fue bastante.

—No tía, no quiero hablar con él— rodee los ojos, ganándome una mirada de mi tía— él no acepta mis decisiones.

—Es difícil para él que su hija no quiera estudiar economía— dijo justificandolo.

—Entonces ¿Tendría que estudiar economía para hacerlo feliz?— dije más dura de lo que quería.

—No, Roma, no digo eso, solo que seas más paciente con él— dijo tranquila, amaba la tranquilidad con que se tomaba las cosas.

—No puedo ser paciente con mi padre, él quiere que pretenda ser alguien que no es— explote.

—¡Roma!— dijo Susan, mientras me iba lejos, tenía que ir a la cafetería.

—Me voy, tengo cosas que hacer, como trabajar para pagar mis gasto, ya que mi padre no quiere ayudarme— cerré la puerta y salí enfurecida.

Amaba a mi tía, pero cuando teníamos conversaciones, donde el centro era la relación que tenía con mi padre, siempre terminamos igual, ella hablando y yo escapando, sabía que no era bueno escapar de los problemas, pero, era demasiada carga emocional, amaba a mi padre, pero que él no quisiera entenderme hacía que la rabia brotara dentro de mi.

La última vez que hablé con mi madre, fue hace un mes, fue casi la misma conversación que acababa de tener con mi tía.

—Hola Roma ¿Cómo estás hija?— ella siempre me llamaba una vez a la semana, para saber cómo iba todo.

—BIen mamá, ¿Está todo bien?, ¿Cómo está Rosalie?— mi hermana, era mi sol, extrañaba compartir tiempo con ella, pero debía continuar con mis sueños.

—Ella está bien, esperando que vengas a visitarnos— noté que estaba sonriendo.

—Si, yo también, ya estamos terminando el semestre, así que en unos, dos meses voy a estar ahí con ustedes— le respondí.

RománDonde viven las historias. Descúbrelo ahora