Cap. 3

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Algunas veces sentís que todo va de maravilla hasta que algo o en este caso alguien se cruza en tu camino. 

—Hola—. Se me cruzo justo enfrente de mí y en ese instante perdí a Betsabe.

— ¿Y vos que queres?—. Dije de mala gana.

—Tranquila, que solo venía a decirte que si querías pasar el receso conmigo.

Ese sujeto era uno de los tipos más arrogantes que pude haber conocido.

— Ni de pedo, así que si me permites, tengo que irme.

Era justo como lo recordaba, los chicos con los que se juntó después se burlaron de el por lo que había pasado. Baje muy rápido las escaleras para ver si Betsabe seguía cerca, había muchos niños y me era difícil encontrarla pero sino mal recordaba ella se encontraba en el baño con Sherry.

Justo. Ella estaba esperando afuera del baño, y me acerque lo más rápido que pude.

—Hola.

—Hola—. Me miro con cara de odio, pero así era su mirada. Confundida por lo que estaba pasando ella no dijo nada más, así que continué diciendo.

—Que te vi en el salón y que me pareciste una chica agradable, ¿queres que comamos juntas hoy?

—Estoy esperando a alguien, si quieres puedes acompañarnos.

Cuando estaba hablando con Betsabe, note que Sherry y las demás chicas salieron del baño y siguieron caminando a la cafetería, era mi momento.

—Pues creo que tus amigas ya te dejaron—. Betsabe miro hacia donde estaba mirando y se decepcionó.

Después de todo eso, era momento para contarle todo lo que había pasado y que ella también pudiera recordar, era el trato que había hecho con la bruja.

—Estas loca.

—No, no lo estoy así que por favor creemé.

Cuando le conté todo, me tiro de loca, huyo de mí y me dejo sola. Que se le iba a hacer.

Pasaban los días, y seguí haciendo amigas, pero Betsabe no me hablaba, solo seguía esperando a que ella recordara todo por su cuenta.

Era fin de mes, y no hubo clase el viernes, así que tenía pensado continuar con las cosas que jamás había hecho, lo primero en la lista, era tomar clases de ballet.

Me levante ese viernes y le dije a mi mamá que me llevara a tomar una clase, y ella me reprocho que para que iba a ir si cuando me llevo le dije que me aburrió. A final de cuenta ella accedió. Era casi la hora, mi mamá y yo nos dirigíamos a la escuela, que por cierto era el mismo lugar donde tomaba clases de natación.

Rosi, la encargada del lugar me recibió con un beso, pague mi clase y me entrego un boleto amarillo con la palabra visita escrito en el.

Subí las escaleras, entre al salón y le di el boleto a la maestra, en ese momento vi a dos personas, la primera era Natiely, la persona que me enseño todo lo que se de ballet hoy, y Karla, la persona que me odiaba en la escuela, para ser especifica en la prepa.

La maestra se sorprendió al ver que me sabía cada uno de los pasos, y que por mi corta edad tenía una gran flexibilidad. Al final de la clase le explique que no podía venir a sus clases y que este día era la excepción porque no había clases en la secundaria. Ella me dijo, que no me preocupara por eso que me daría clases los sábados a las nueve de la mañana.

Estaba feliz porque gracias a eso, podía seguir tomando clases. Mi mamá se quedó platicando con  la maestra, y yo estaba bajando las escaleras, cuando de pronto alguien había entrado por la puerta principal. Saludo a Rosy con un beso en la mejilla, me acerque y le dije a Rosy que si me vendía una botella de agua, ella dijo que sí.

Aquella persona continuo caminando hacia la puerta del pasillo, el pasillo que conectaba la alberca de natación con la recepción. Yo también seguí caminando, pero a la cafetería. Su rostro era diferente, aun tenia cara de pibe, pero yo sabía que era el, así que para corroborar pregunté.

— ¿Y ese pibe quién es?

— ¿Qué?—. Rosy dudo un poco por mi pregunta y me volvió a responder—. Ah es el hijo del profesor de natación.

Mis sospechas eran ciertas, era él. En ese momento me di cuenta que aún seguía enamorada de él. 

Un viaje poco convencional.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora