Capítulo 10. El jardín

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Sin darme cuenta llevábamos más de una hora caminando en el jardín, hablando de cosas sin importancia y del viaje inesperado que había tenido que hacer. Cuando estaba con él, parecía que las horas no pasaban.

–Perdóname por no avisarte, gatito– me dijo –tuve que salir de inmediato. No dejé una nota porque pensaba llamarte más tarde pero no había señal en donde yo estaba–

–¿Y a dónde fuiste?– le pregunté con mucha desconfianza. Algo de eso no me cuadraba, ¿a quién entonces había visto en el teatro si no era él?.

–Fui a Penza– me respondió –tuve que ir porque al parecer hubo problemas con los documentos de una casa que tenía allá y que vendí. Si no me apresuraba iban a echar a la calle a mis compradores–

–Ahh... entiendo– le dije sin mucho convencimiento –Vitya... ¿extrañas el teatro?– le pregunté y me miró fijamente.

–¿El teatro?, ¿qué pasa que de pronto estás obsesionado con los teatros, Yuri?–

–Bueno... en realidad me gustaría ser actor– mentí. Quería que me confesara la verdad a toda costa

–¿Quieres ser actor de teatro? Eso suena bien– me dijo sin siquiera incomodarse –¿y has hablado con tu abuelo al respecto?–

–No– respondí y suspiré –Vitya, dime ya la verdad. Ya se qué fue lo que sucedió–

–¿De qué estás hablando, Yuri?–

–¡De lo que pasó en el teatro y en tu casa!– exclamé –¡mira lo que me hiciste!– le mostré los moretones que comenzaban a desvanecerse, pero aún se podían distinguir con facilidad.

–¡Gatito!, ¡¿pero qué diablos te pasó?!, mira esto– examinó mis brazos –pareciera que te caíste de las escaleras–

–Me lo hiciste tú en el teatro– le dije –por favor, Víctor, ya dime la verdad–

–Yuri... ¿estás volviendo a tener alucinaciones?, no se de qué teatro me hablas–

–¡Del teatro de San Petersburgo!– exclamé –y no solo eso, casi me mata un maldito demonio en tu casa–

El rostro de Vitya no reflejaba más que confusión y comencé a dudar nuevamente de mi. Pero esta vez había ido con Georgi, no podía haberme imaginado todo. Los moretones estaban en mi piel, y traía el collar de sal.

–Yuri, creo que debemos volver a mi consultorio. Te haré unas pruebas y quizás debas tomar medicamentos de nuevo–

–No Vitya– lo miré –tengo pruebas y las traigo conmigo–

–¿Pruebas?–

–Si– saqué mi celular y le escribí a Georgi

"Georgi, por favor, tienes que repetirme que lo que sucedió en casa de Víctor y en el teatro fue real. Tú estuviste ahí".

Tardó demasiado en responder y comencé a sentirme nervioso y a dudar de lo que había ocurrido, Vitya solo me miraba con curiosidad.

–Vitya, te juro que...– en ese momento mi teléfono sonó y abrí el mensaje

"Claro que fue real, Yuri, ¿qué sucede?"

Sonreí mucho más tranquilo y le mostré el mensaje a Víctor

–¿Lo ves?–

–En verdad no tengo idea de lo que me estás hablando ni a lo que se refiere Georgi, ¿seguro que has estado tomando tus medicamentos?–

Tu sangre en mis venasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora