Epílogo. Lobos de humo

311 38 23
                                    


Es muy triste para mi despedirme de esta historia. Le tomé muchísimo cariño y me alegra ver que les ha gustado tanto. Agradezco a mis seguidores por haber llegado hasta el final, los quiero mucho. Si les gustó les tengo una buena noticia. Habrá una precuela que tratará sobre la vida de Víctor cuando era joven y actuaba en teatro. 

Me hubiera encantado seguir, pero hay historias que deben terminar para no volverse tediosas ni caer en la redundancia. Gracias por todo.

La puerta de la casa estaba cerrada. Me asomé por la ventana y noté que una silla se movió. Me di cuenta de que una sombra de un hombre adulto se proyectaba en la pared, como si él se hubiera levantado y ahora se acercara a la puerta. Era Víctor.

–Gatito– me dijo con una sonrisa cuando me abrió –creí que no vendrías–

–Estoy listo, Vitya– le dije y acaricié su rostro

–Adelante– me dijo y crucé la puerta mientras me sentía estremecer.

La casa lucía bastante aterradora, pero no era capaz de percibir ninguna mala presencia en ella. Él me tomó la mano y me condujo hacia la parte trasera. Mientras caminaba, noté algunos objetos que habían estado presentes en mis terribles momentos en el sótano de mi casa. La muñeca, la caja de música, un papel saliendo de un sobre, ambos con la misma textura que tenían las cartas y notas que estuvieron llegándome.

–¿Q...qué es eso?– le pregunté y él me miró

–No tengas miedo, nada de esto te hará daño–

Continuamos caminando hasta que llegamos a la puerta trasera de la casa. Abrió con cuidado y en cuanto lo hizo pude ver la otra parte del bosque. Lucía totalmente diferente a lo que vi mientras me dirigía a la casa. Era un poco misterioso pero muy bello, no podía dejar de mirarlo.

 Era un poco misterioso pero muy bello, no podía dejar de mirarlo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

–Increíble– murmuré –¿dónde estamos?–

Alcancé a ver una sombra que se movía de un lado a otro y me quedé quieto, observando fijamente. Se trataba de un lobo negro con ojos brillantes, pareció mirar en mi dirección por un momento y se acercó, un poco, yo retrocedí y él corrió hacia mi, luego se desvió a otra dirección. No fue hasta que huyó que noté que sus patas parecían hechas de humo... todo él parecía hecho de humo. Al correr, parte de ese humo se volvía púrpura y violeta.

–¿Qué es eso?–

–Es un alma– me dijo –un alma buena que quedó atrapada entre tu mundo y el mío. O que no quiere irse–

–¿Tu mundo?–

Asintió y siguió caminando por el sendero, yo lo seguí de cerca sin poder decir nada. No estaba seguro de que estuviera soñando, pero tampoco sentía que eso fuera normal, a pesar de todo lo que ya había visto. La vibra en ese sitio era mística... y maravillosa.

Tu sangre en mis venasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora