Capítulo 9. El teatro

172 26 6
                                    

Capítulo nuevo, ¿tan pronto?. Si, estoy inspirado. Espero que sea de su agrado.

Apenas podía creer lo que veían mis ojos. Ahí frente a nosotros, estaba Víctor, pero no el Víctor que yo conocía, no el hombre adulto del que me había enamorado, ese era un adolescente idéntico al de la fotografía que vi, con el cabello largo, esbelta y delicada figura. Su rostro estaba dirigido hacia nosotros, pero entonces me percaté que ni siquiera nos estaba mirando.

–Creo que no nos ha visto– murmuré y Georgi retrocedió.

–Yuri... vámonos– me dijo en voz muy baja. Caminamos hacia atrás sin perderlo de vista y entonces levantó la mirada justo hacia donde estábamos.

–¡Ah!– exclamó y los dos nos sobresaltamos tanto que nos fuimos hacia atrás y nos caímos estruendosamentre fuera del escenario, llevándonos con nosotros parte de la escenografía y rompiéndola al momento en que aterrizamos en el suelo. Pero Víctor parecía ni siquiera haberse percatado de que estábamos ahí –¡¿Qué es la vida?!, ¡un frenesí!– exclamó y se colocó justo a la mitad del escenario, mirando hacia el centro, como si hubiera una gran audiencia observándolo impresionada.

–¿Qué mierda?– me preguntó Georgi en voz baja, pero yo no podía ni siquiera articular palabra, estaba impresionado viendo a Víctor joven reviviendo sus momentos en escena, debía estar loco, debía ser una pesadilla o una alucinación

–¡¿Qué es la vida?!– continuó –una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño... ¡Que toda la vida es sueño!... y los sueños, sueños son–

Me quedé atónito, independeientemente de que estábamos en un teatro embrujado, viendo a un fantasma protagonizar una obra, Víctor acababa de hacer una magnífica interpretación. Me sentí orgulloso de lo bueno que debió ser cuando era joven, me hubiera encantado conocerlo entonces.

–Yuratchka– Georgi me sacó de mis pensamientos –¡es un maldito fantasma!, deja de poner esa cara de idiota enamorado y larguémonos de aquí ahora mismo–

Asentí y me puse de pie. Mientras Víctor continuaba interpretando, nos escabullimos a donde estaba la ventana abierta.

–¡Que toda la vida es un sueño!, ¡y los sueños, sueños son!– exclamó y luego hizo la acostumbrada reverencia teatral mientras mi amigo y yo quitábamos la ventana de madera. En ese momento sentí que me tomaban del brazo y antes de siquiera percatarme de lo que estaba sucediendo, esa mano me hizo darme media vuelta y el rostro de Víctor me miró con una sonrisa. –Y tú eres mi sueño, Yuri Plisetsky– murmuró y en ese momento, la cerradura se abrió, los cristales de la puerta se rompieron y Georgi salió despedido hacia atrás con una fuerza impresionante, cayó lejos del teatro y luego la puerta volvió a cerrarse. Después, Víctor me sostuvo con ambas manos y me sonrió de una manera seductora, que poco a poco fue convirtiéndose en algo siniestro.

–Te dije que volvería–

–Vitya...–

–Sabías dónde encontrarme ¿no es así?– acercó su rostro al mío y me acarició. Yo me aparté con cuidado.

–¿Qué está pasando?– pregunté con un nudo en la garganta –¿por qué me estás haciendo esto?– comencé a alterarme –yo fui a ese edificio por una maldita apuesta, no quise molestarte, sólo dime qué debo hacer para que regreses a donde tengas que regresar y me dejes en paz– no pude evitar romper en llanto, desesperado –no sé de quién mierda me enamoré, pero si fue de ti, al menos ten compasión de mi, ya no quiero pasar por esto todo el tiempo. Tengo miedo y estoy por volverme loco–

Tu sangre en mis venasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora