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V
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La ducha, fue un deleite. Un completo relajante para sus músculos tensos que se destensaron casi en el acto, en que esas gotas comenzaron a bañar su espalda. Entrecerrando sus ojos, ahogó un suspiro ahogado.
Fue una muy mala idea asistir a esa noche. Una verdadera mierda.
Pasando la yema por sus dedos sobre esas marcadas cicatrices, reprimió soltar una roncó gemido de ira, a pura fuerza de voluntad. ¡La puta madre! Lo que menos quería esa noche era que Andrés las notara, generalmente siempre tendía a cubrirlas con maquillaje o con relojes gruesos. Fue por esa razón que Helsinki había tardado tanto en descubrirlas, cada vez que se acostaban las primeras veces.
Sin embargo, jamás pensó que ese desgraciado tendría la osadía de atreverse a tocarlo hasta tal punto. Andrés, seguía siendo impredecible y fue un error suponer que durante estos años, esa actitud peligrosa y frontal había desaparecido de su personalidad. Seguía siendo el mismo peligroso tipo que conocía en el pasado, con la diferencia de que ahora, le costaba mucho más saber en qué momento y porqué, reaccionaria a determinados estímulos.
En un pasado, esa actitud, le hubiera resultado tan legible y predecible, como encantadora. Debido a que era idéntica a la suya, hostil, impredecible y frontal, para los enemigos. Ahora entendía la razón por la cual algunas personas le llegaban a temer o lo encontraban de alguna manera desagradable. Andrés parecía una peligrosa pantera a punto de romperle la garganta con sus dientes si buscaba herirlo, o en dado caso, apuñalarlo con un tenedor, por ejemplo. ¿Pero qué acaso él no era igual?¿Acaso él no hace apenas unos meses había reventado a palazos a un sujeto que los había insultado, en aquel restaurante que asistieron con Helsinki y Nairobi?
Por más que buscaba ser una mejor persona para Helsinki, por más que intentó cambiar para merecerlo. Él estaba bien consiente que por dentro seguía siendo igual de basura que Andrés.
Lo confirmo esa noche, en donde no le había importado una mierda herir a Andrés con sus palabras. Pero sobre todo, porque estaba seguro de que si tuviera algo filoso cerca o la pistola que siempre cargaba consigo, puesta en su cintura, no hubiera vacilado en herirlo, cuando apenas se atrevió a tocar su muñeca.
Le hubiera reventado la cabeza, y se hubiera sentido tan conforme con ello.
Pensó que ese viaje le ayudaría despejarse. A relajarse. A ambos en realidad, Helsinki le haría también bien despejarse un poco del carácter de mierda que tenía a veces, cuando algún trabajo lo estresaba o lo frustraba de más. Además de también le haría bien volver a ver a sus amigos y en su familia, en dado caso de que los planes continuaran sobre la marcha.
Pero ahí estaba la cuestión. Él en su puta vida, se hubiera imaginado que Andrés entraría en esos planes, bajo el disfraz del famoso "Berlín", que relataban las historias que Nairobi o Helsinki tendían a contarle a él y a Bogotá de sus amigos españoles.
Por lo único que en verdad estaba agradecido, fue en alquilar ese cómodo departamento por un par de días. Si, Nairobi les había dado un cuarto para que ambos se quedaran en esa hacienda si querían. Pero entre quedarse en ese lugar con Andrés dando vueltas y volverse a esa habitación de su departamento alquilado, prefería mil veces eso.
Pasando las manos empapadas por su rostro, frotó sus ojos con fuerza hasta el punto que notó pequeños puntillos negros que por un momento pusieron su vista borrosa. Disgustando el gusto amargo de la cerveza acompañado, por el pastoso sabor a nicotina de ese cigarro que se había fumado volviendo al departamento, aún estaba pegado en su paladar. Necesitaba otro.
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Ciao [Berlín x Palermo] [+18]
RomanceRechazar a tu mejor amigo gay, no era fácil. Él mismo lo había sufrido y se había arrepentido de eso, por la brusquedad con la cual lo hizo. Ahora, tres años después. Casado en un matrimonio que había perdido su encanto, junto con su magia hace muc...