« parte cuatro »

1.3K 37 1
                                    

Me quedé en el sofá sin saber qué hacer, simplemente esperando a que Zayn viniera. Me sorprendí al ver que traía una gran bandeja con mucha comida él solo.

- No sé como piensas que me voy a comer yo todo eso –le dije mirando asombrada la bandeja.

- También hay para mí –contestó para después sentarse otra vez a mi lado y poner la bandeja en la mesa.

Zayn’s POV:

Empezamos a comer y Jessica eligió comerse un plátano de entre toda la comida que había.

No sabía si lo había hecho a propósito pero había logrado ponerme bastante nervioso, encima me estaba mirando fijamente.

- Está todo muy bueno, gracias Zayn –habló con su voz condenadamente sexy.

Puf… encima…

- Eh… si… bueno, es todo natural.

Definitivamente, soy subnormal.

- Muy grande ¿no? –dijo refiriéndose al plátano mientras se lo seguía comiendo despacio.

Muy… muy despacio.

Me estaba torturando.

- Si… mucho… -logré contestar y la seguí observando sin perderme ningún detalle.

- ¿Qué me miras? –me preguntó incrédula.

¿En serio no lo sabía?

- ¿No lo haces aposta? –le pregunté yo sin creérmelo tampoco.

- ¿El qué? –preguntó confundida mientras daba otro mordisco.

- Joder Jessica, eso, lo haces a propósito, di que si –le dije señalándole el puto plátano a medio comer.

Ella lo miró confundida y luego me miró a mí, después –como si se le hubiese encendido una bombilla- bajó su mirada a mi entrepierna y al ver como estaba parece ser que lo acabó comprendiendo todo.

- ¡Zayn! –chilló mientras se ponía roja como un tomate y lanzaba el plátano a la bandeja-. ¡Tienes una mente sucia!

- ¡Mi mente no pensaría mal si tú no hicieras eso! –le grité de vuelta yo.

Después de eso los dos nos quedamos repentinamente callados de golpe, en un silencio incómodo.

Y de repente, sin motivo alguno, los dos empezamos a reírnos como dos dementes recién fugados del manicomio.

Jessica estaba roja de la risa, tanto que hasta se le salían las lágrimas solas y yo solo me reía cada vez que la miraba. Vamos, todo el rato.

Sin pensarlo, al verla allí a mi lado tan… no sé, sencillamente preciosa, no pude evitar acercarme más a ella; algo tenían sus labios que me hacían querer besarlos todo el rato. Ella seguía riéndose pero dejó de hacerlo cuando me vio a menos de un centímetro de su cara, entonces dejó de reír y frunció el ceño.

- ¿Qué estás hacien…? –intentó decir, pero antes de que terminara yo ya la estaba besando, igual que ayer por la noche.

Bueno no, no era lo mismo, esta vez era como más… tierno, como con más… ¿amor? Puede ser… no sé.

Me estaba dejando llevar con aquel beso, como pasó ayer, pero… no, le dije que lo olvidaría…

¿Pero cómo olvidarlo? Esa es la cuestión, realmente.

Fue precioso, no se puede comparar con lo que yo hacía cuando salía por ahí; vale, sí, ella iba pedo perdida ayer por la noche pero aun así yo sentí… amor.

Hey, do you know? I love you | z.m. osDonde viven las historias. Descúbrelo ahora