11

4 1 0
                                    

Capítulo once.

Con rapidez empujo a Chad hacia la ventana y antes de que salga como una bala me observa atentamente.

—Volveré— mira mis ojos a tientas entre la oscuridad y me da una sonrisa torcida, no sin antes poner su cigarro en mis labios. —No hagas bobadas, ¿sí?— asiento y con prisa me despido, rezando por que los Omega tarden un poco más en venir.

Justo cuando la cabellera rubia desaparece por la ventana, la puerta se abre con fuerza, agitando el aire estancado de la habitación.

—Ya sabía que era gilipollas, pero hasta este punto...— me desprecia con la mirada Griffin. Le hago una mueca entrecerrando los ojos y la seriedad de Calvin nos hace detener.

—Te vienes conmigo— Me señala. Solo con la fuerza con la que se marcan sus venas hace que un escalofrío me recorriera.

Los demás se van a sus habitaciones y quedamos Calvin y yo de pie. Noto las ganas que tiene de golpear algo, porque yo estoy igual. Vuelve a agarrar con fuerza mi brazo y vamos pasillo adentro.

La luz se hace más oscura a medida que avanzamos y solo me destenso al ver que no es ninguna sala extraña. Es su habitación.

—¿Se te hace costumbre agarrar mi brazo?— pregunto sarcástica mientras él me vuelve a poner esposas en una muñeca.

—Eso parece, no estoy para bobadas— deja el otro lado esposado a una mesa, obligándome casi a tener que dormir en el suelo.

Antes de dejar que me siente, agarra mi mandíbula con fuerza y apretando mi cara me arranca el cigarro de la boca. Después, me mira tan intensamente que ya no sé si la oscuridad de la sala parece luz en comparación a sus ojos. Cada segundo que pasa su fuerza se engrandece hasta que mi mentón empieza a doler y me obliga a echar mi cara hacia atrás, evitando su contacto.

Él va hacia su cama y mirando hacia el techo empieza el cuestionario. Mientrastanto, sobo con cuidado mis mejillas, que probablemente ahora tengan la marca de sus dedos.

—¿Crees que soy idiota?— Suelta una risa y yo apoyo mi espalda en la pared. Hago una mueca de confusión.

—No sé de qué hablas—

—Ya, ¿por qué estaba la ventana abierta?— inquiere sugiriendo.

—Para que saliera el humo— me encojo de hombros aunque él no me ve.

—¿Y el humo en tu ropa? No hueles a tabaco— Se estira en la cama y pone los brazos tras su cabeza.

Muerdo el interior de mi mejilla y suelto un pequeño chillido al notar como me he cortado con el filo de las esposas.

—Lo acababa de prender—

—Ajá— su voz suena adormilada pero no se deja llevar por el sueño.—Ni quieras escapar, no vas a poder, te diría que lo intentaras pero es imposible— toda el entumecimiento de mi cuerpo por el cansacio desapareció de golpe.

Eso sonaba a un reto para mí, y me gustaban los retos.

—Se verá, Calvin— lo miro desde mi posición en la esquina de la habitación y él hace un chasquido con la lengua.

—Sí, se verá, Scarlett— noto como su pecho crece y decrece con lentitud y su respiración se tranquiliza.

¿Qué tan buena era la idea de que Calvin no me viera capaz?

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 28, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Matando A CalvinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora