Capitulo 11

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Pero él estaba perdido de cualquier manera. Oyó el pequeño y estrangulado gemido procedente de la garganta de ella, lo sintió mientras atravesaba, duro y pesado, sus labios. Abrió los ojos mientras miraba desesperado las hileras de armas en el muro frente a él. No podía mirar hacia abajo. No podía tentar su control…

Las manos de ella le rodearon, apretando su polla, ordeñándola mientras sus labios, enrojecidos y llenos, se desplegaban alrededor de la inflamada cabeza. Su lengua dio un golpecito sobre la prieta carne, mientras sus gemidos aumentaban al sentir una pequeña cantidad de líquido pre-seminal eyaculada en el interior de su caliente boca.

Él estaba cerca, tan cerca, y ella estaba empujándole al precipicio. Él se estremeció ante la tormenta que sacudía su cuerpo, la lujuria, la emoción, la necesidad y el dolor que habían ido creciendo a lo largo de los años. Y él sabía, sin importar la demanda de su cuerpo, que esto nunca sería suficiente. Podría correrse en su boca por siempre y aún estaría duro, furiosamente erecto y muriéndose por el caliente líquido escondido en el interior del ajustado agarre de su coño.

Sus manos eran duras, quizá demasiado duras, temió él mientras empujaba hacia atrás, arrastrándola hacia él. La alzó sobre el estante de tal manera que colocó la dulce entrada de su cuerpo en línea directa con su carne caliente y dura como una roca y que dolía por hundirse en ella.

- Zayn, no… - Ella murmuró las palabras, pero estaba débil en sus brazos, su cabeza cayendo hacia atrás mientras los labios de él se movían por su cuello - No hagas esto. Por favor.-

- Que se joda - Gruñó él, enmarcando la cabeza de ella con sus manos, centrando su mirada fija en los labios de ella - Bésame, ______. Dámelo, nena. Ahora.-

Las manos de ella agarraron sus muñecas; sus labios temblaron.

- No puedo - Gritó ella débilmente - Sabes que no puedo.-

Los ojos de ella estaban casi negros por la lujuria ahora, con el hambre salvaje devorándola, destruyendo el control de él.

- Negarlo es matarnos a los dos, ______ - Mordió él, con la lujuria y la rabia desplegándose en el interior de su mente hasta que no supo si quería follarla o golpearla primero - Negar mi derecho a esto, a tus besos. Negar que soy tu jodido compañero, maldita seas.-

Ella abrió la boca, si fue para negarlo o darle la razón, él nunca lo supo. Todo lo que sabía era el hambre, la rabia, la necesidad enviando agujas de agonizante demanda a través de sus pelotas y al eje atormentado de su polla.

Él cubrió sus labios con los suyos, introduciendo profundamente su lengua en la boca de ella. Su mujer. Por Dios, su compañera.

El beso la destruyó. Los gritos silenciosos de protesta, de miedo, rebotaron a través de su mente, pero por su cuerpo, su carne, ignoró cada ruego demandante de parar.

La lengua de él se introdujo en su boca, un alivio refrescante contra el fiero dolor de la suya, tan tentadora, tan tranquilizadora que ella estuvo perdida.

No fue como nada que ella hubiera sentido antes; incluso ese primer beso que habían compartido hacía tanto tiempo fue sólo una débil variante de éste. La debilitó, hizo que sus sentidos gritaran con el creciente calor que corría a través de su cuerpo, estallando en su vientre y creciendo incluso más brillante.

Una conflagración creció dentro de ella cuando sus labios y lengua se combinaron para volverla loca por la hambrienta sensualidad que azotó su cuerpo. Ella no podía oponerse a él tanto como a sí misma. No mientras sus labios cubrieran los de ella. Su lengua tentaba y acariciaba, enloqueciéndola con la necesidad de sentir sus labios retorciéndose sobre los de ella, llegando a la carne inflamada de la lengua, aliviándola de la hormona que ahora pulsaba y latía dentro de sus glándulas hinchadas.

Besos Ardientes (Zayn&Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora