Capitulo / 11

11 1 0
                                    

Salgo del aula tras escuchar el timbre de hora libre, me dirijo inmediatamente al comedor del instituto, en unas de las mesas se encontraba Ava con Edward, reía abiertamente sobre algo que él le estaba contando y a ella le había causado gracia. Cojo una manzana de la canasta donde estaban diferentes frutas y camino hacia ellos. A paso lento, mientras devoro mi manzana con fuerza lastimando mi encía. Al llegar hacia ellos, Ava me observa lentamente y se lo que le pasa por su mente. Sé lo que debe estar pensando justamente ahora, puedo escuchar los engranajes de su mente trabajar a una velocidad sobrehumana.

Tomo asiento al lado de Ava.

Ha pasado una semana desde que Aarón se fue, siento que con él se fue una parte mía. Hablamos todos los días como él me prometió. Pero lo extraño muchísimo, extraño su presencia, extraño su perfume, el sonido de su voz, su risa. Sé que cuando estuvo aquí no pensaba en él, en lo absoluto, pero a medida que fui conociéndolo y viendo quién realmente es Aarón me di cuenta de su personalidad, de lo que es; es todo un caballero, muy simpático y me hace reír cada vez que su ausencia me inundaba, haciéndome recordar cuando él se fue y no volvió más. Y pienso que volveré a pasar por eso de nuevo. Cada vez que hablábamos me recordaba que volvería a por mí.

Estaba equivocada con respecto a él. Él no escondía nada, solo quería hablar conmigo, conocerme, verme... Se me fue eterno llegar a esa simple conclusión.

Nos estamos conociendo más, cada día hablamos— por video llamada o por teléfono—, cada vez que no podíamos hablar por cámara, él o yo, hablábamos por teléfono hasta por chat si era necesario. Y era como si nunca estuviésemos largos años sin saber uno del otro, como si durante los últimos años habíamos compartido juntos. El sabia muchas cosas de mi, soy transparente me recuerdo a mi misma y a la vez recordando unas de nuestras ultimas conversaciones.

 Vuelvo al aquí y al ahora cuando escucho mi nombre salir de la boca de Ava. Bueno, no mi verdadero nombre sino, mi apodo.

—Becky, ¿Estas bien?.

—Si —respondo dándole un mordisco a mi manzana. 

—Mamá y el padre de Ava parecen tener algo más sentimental —menciona Edward ajeno a mi mal humor, luego de darle un trago a su jugo de naranja.

—¿En serio? —asiente—. ¿Quieres decir que ya lo hicieron?  —abro los ojos como platos, Edward se atraganta con su bebida lo que hace que tosa escandalosamente—. ¿Qué? No dije nada malo —esconde un mechón de su cabello detrás de su oreja haciéndose la inocente aunque no lo es.

Cuando Edward deja de toser, carraspea para luego hablar.

—Ava, ese momento es íntimo y especial para una pareja, así que...  no se si lo han hecho.

—Papá siempre va a casa de la señora Amanda, ¿No has escuchado siquiera gem...?

—No, no he escuchado ge... ruidos —la interrumpe, yo rompo en risas. Ambos me observan atónitos por mi cambio de humor tan repentino. Se posan en mi muchos ojos lo que hace que baje el volumen de mi risa y luego me callo—. Estas tan rara.

—Es porque su amor se fue —dice Ava, me abraza y yo la miro mal, pero ella no se inmuta en mi mirada de te mato ya, en cambio, me limito a morder mi manzana.

—¿Se fue? —Ava asiente aún pegada a mi— . Mis condolencias para ti.

—Oh, n-no se murió, se fue al otro lado de la ciudad —aclaro, Ava olvida a veces que su español no es tan desarrollado como el nuestro. 

 —Ah, entiendo —da otro trago a su bebida—. ¿Por qué se fue?.

—Trabajo —muerdo nuevamente mi manzana.

La Vida De Rebecca Hunter ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora