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38 semanas
Parto inminente

•••
Luzu y Auron caminaban a la casa del oso cerca de las 10am, el de pelo oscuro miraba de reojo al castaño y sonreía, de verdad que estaba enamorado del de ojos café.

Era jueves, Willy y Vegetta no volverían hasta mañana por la noche, ellos tenían la la penúltima ronda y Luzu la última. Entraron en silencio a la casa del oso que estaba silenciosa, Luzu empezó a ordenar y Auron fue a la habitación del híbrido pues la última moda del pueblo era asustar al embarazado.

Entró y no vio al oso en su cama, sus ojos se fijaron en el piso y vio un líquido con manchas rojas que iban hacia el baño, tocó la puerta y entró.

El híbrido estaba sentado en la taza del baño, una mano estaba en la pared y la otra en su estómago.

Ambos se miraron unos segundos y Rubius sonrió adolorido.

-Menos mal estás aquí

Tras decir esto le dió una contracción que ya no era falsa.

-¡LUZU!

El castaño corrió al baño, ambos sujetaron al híbrido y lo llevaron a la cama, Luzu le pidió a Auron que llamara a Lolito que tenía auto para llevarse al híbrido al hospital mientras él le ayudaba a ponerse otros pantalones al híbrido.

A los minutos llegó Lolito junto a Mangel en la camioneta, subieron rápidamente al auto y de la misma manera se fueron al hospital.

-Odio a Willy y Vegetta -Dijo el oso seguido de una contracción-

-Los llamaré cuando lleguemos al hospital -Dijo Luzu acariciandole el brazo-

Una hora después Rubius ya estaba internado en el hospital, aún faltaban muchas horas para que su niña naciera por lo que lo dejaron caminar por la habitación para que dé a poco su niña fuera bajando.

Luzu y Mangel se quedaron adentro con él, el castaño ya había llamado a ambos padres los cuales entre gritos dijeron que iban de camino.

-Esta mierda me está superando -Dijo Rubius apoyado en la cama-

-Todo valdrá la pena, ya verás -Le dijo Mangel sentado en la cama-

-Voy a matar a esos dos cuando lleguen -Dijo adolorido-

-¿Seguro que no quieres una epidural, Rabis? -Preguntó Luzu-

El rubio negó, su raza era fuerte y él no era la excepción, tenía que enfrentar esto como un oso. En eso llegaron Willy y Vegetta a la habitación, estaban con tierra, sangre, con la ropa rasgada y con sus armas aún encima.

-¿¡YA?! -Gritaron ambos al unísono-

-No sean exagerados, los bebés no nacen al instante, aún me falta dilatarme por completo -Dijo el oso subiéndose a la cama con ayuda de Luzu-

-Alcanzan a ir a casa a ducharse -Dijo Luzu- Hemos cuidado bien de su osito

No pasaron ni 30 minutos cuando otra vez volvieron ambos, un poco más calmados, entraron al cuarto y estaban revisando a Rubius.

Luzu y Mangel salieron pues ya llevaban cuatro horas ahí junto al oso que no paraba de tener contracciones.

-Aún te faltan unos centímetros -Dijo la doctora- Vendré en una hora, ¿Vale? Sigue caminando un poco más

El oso asintió y otra contracción vino a él, miró a ambos chicos que estaban frente a él sentados en un sofá.

-Los odio tanto -Dijo el oso-

-Lo sabemos -Dijo Willy-

-Lo sabemos -Dijo Willy-

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¿De quien es el osito?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora