D o s.- Hyung.

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Golpeaba el lápiz contra la mesa de trabajo escolar y mordía de su labio inferior para poder salir de una vez por todas y dirigirse hacía el gimnasio y ver a su lindo hyung.

Era un día asoleado, el cielo con el azul celeste precioso de siempre, las nubes vagando de forma lenta y tranquila. Se sentía en paz.
Saliendo del salón apresuró pasó al lugar mencionado, sonrió por la paz que sentía en el exterior. Se sentó en una de las bancas para mejor comodidad y miró a los jugadores, y la sonrisa de paz y tranquilidad se esfumó.

Su expresión facial se volvió neutra, sin dar nada. Dio paso para recorrer al rededor, observando en los huecos fáciles pero casi no visibles. Hasta que vio a su amor platónico.

Con alguien.

Esta enojado, si, muy cabreado.

Así que intento dar con esa chica que montaba a su Jungkook, y el bufido de su boca fue escuchado hasta por un grupito que pasaba por ahí, solo lo miraron extraño.

Era la extranjera. La nueva de intercambio.

Abrió el cierre de su mochila para buscar un frasco importante, y gracias a sus ataques lo trajo consigo.

Era un mismísimo frasco con demasiadas pastillas, de diferentes tipos, diferentes funcionamientos, diferentes efectos.

Con sigilo se sentó de forma discreta y con una roca pequeña hizo en polvo las pastillas, bien destruidas. Las tomo con cuidado en el frasco.
Su sonrisa regreso, esa brillante y linda mientras vaciaba el contenido en el almuerzo de la chica. Claro claro...

Nadie se dio cuenta.

Camino normal para acomodarse perfecto y ser espectador de lo que se venía.

Salieron cansados, algo sudorosos, cómplices de su acto sexual en el almacenamiento.

La ojiazul estaba feliz, muy feliz, tendría una oportunidad con Jeon Jungkook, el chico más candente del lugar.

Pero te arrebataran la oportunidad.

Aún feliz y plena, con sus palillos comió con calma su comida, sabía algo extraña pero no le quitaba el buen sabor.

TaeTae ahora estaba muy feliz.

La sonrisa del rubio apareció cuando la extranjera al dar unos pasos grito por el dolor y apretaba de su estómago, tosiendo de forma exagerada y algo de espuma revuelta con saliva salía de su boquita.

Todos llamaron a las autoridades y una ambulancia para la pobre joven.

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Taehyung daba saltitos en la acera de la calle, la sonrisa no desaparecía. Sus labios rosado natural formaron un puchero al detenerse para ver el parque principal.

Hyung.

Fue al fondo del parque, lleno de árboles, no tan abundantes pero frondosos, donde casi nadie pisaba está parte del área verde. Todo era tan cercano y familiar, tan nostálgico, tan triste...

Te conocí.

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La vida era una mierda, una jodida mierda, nadie lo quería, era horrible, su cabello rubio maltratado y espastoso tan revuelto, sus lágrimas inundaban sus mejillas, los labios estropeados de morderlos por ansias y nervios. Sus brazos ensangrentados y dolorosos, la sangre escurría de forma lenta, era tibia, se veían horrible.

Su cuerpo adolorido, ya no aguantaba más, se quería ir, este lugar de mierdas, puras mierdas.

Respiro profundo para atarse bien la cuerda y tirar esa silla que lo mantenía en pie.

Ese árbol grande y grueso era muy fuerte para soportar su peso.

Alzó su mano enseñando su dedo medio, nadie lo miraba, pero iba dirigido para todos.

Listo para soltar el último aliento lo detuvieron.

¿Qué?.

-¿Qué mierda haces?.- en ese entonces con cabello formando un tazón en su cabeza, con el mismo uniforme que él y tratando de bajarlo capturó su vista.

-....- Taehyung no respondía, no lo iba hacer, pero le dio un pequeño empuje con su pie para quitar por fin de la silla y perder de poco su aire acomulado.

Perdía la vista, era borroso, pero se sentía bien, todo tranquilo, con paz, sin molestias, sin gritos, ni burlas, sin golpes de la vida psicológica.

Pero.

Sus ojos se abrieron despacio, ¿Sería el paraíso?.

No tenía fuerzas para levantarse y ponerse de pie, todo era igual, nada cambio, hizo una mueca decepcionado.

-Hasta que despiertas..- era aquél pelinegro que vino a molestar en su acto de suicidio. Lleno de sangre y con aspecto cansado le dio un golpe en la frente al menor.- Fue difícil, pero logré darte algo de aire.. ¡No lo vuelvas hacer!, Sólo tienes una vida.

Suspiro el rubio cansado para aclarar la garganta y poder hablar.

-Eso es un gran idiotez de la raza humana.- miró al su "rescatante".- Cada persona tiene tres vidas en el universo. Etapa de nacer, reencarnar, errores. Puede que esté en cada veinte, cincuenta o demasiados años para volver a darnos la vida, ninguna puede ser perfecta o simple, y si quieres armar un futuro prometedor tienes que mirar a tu pasado, no lo que tienes enfrente, yo estoy mirando enfrente.- cerró sus ojos y evito el llanto.- Hubieras dejado que muriera...

-Me vale una polla.- cruzó los brazos el mayor con su entrecejo fruncido.- Tienes una, y no la tienes que destruir.

El corazón palpitaba, era cálido, y se sentía bien, protegido y no paraba de latir.

Alguien se preocupaba por el.

De una porquería.

Soltó mas lágrimas amargas y sonrió con una forma pura y verdadera, en forma de un lindo cuadrado, era hermoso.

-Soy mayor que tú, tengo veinte años y terminaré dentro de poco mi profecía y te aseguro que no me arrepiento de nada.- no hablo más, se llevó la cuerda con él, regalando una sonrisa pequeña y caminar lejos del lugar.

-Hyung...- obtuvo fuerzas para abrazar de sus piernas, tembló los labios y volvió a sonreír, con lágrimas abundando de nuevo.

Estaría vivo.

Sólo para hyung.

Y hyung sería suyo.

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Acarició el árbol y le dio un beso en el tronco, con su mano se despidió como si fuera una persona.

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•кuяε+¡jī • [Jjk/Kth]. KOOKTAE. (Finalizada).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora