CAMBIO DE CORAZÓN

Exagerando

CAMBIO DE CORAZÓN

Por Niteryde

Traducido por Inuhanya

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6.- Exagerando

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Vegeta se miraba en el espejo en su baño. Frunció y levantó un brazo en frente de su pecho desnudo. Cerrando fuerte un puño, observó cuando los músculos en su brazo se flexionaron y respondieron naturalmente al movimiento. Su labio superior se curvó con disgusto ante la vista. Mientras cualquier otra persona lo hubiese categorizado de estar en excelente forma física, el príncipe lo sabía mejor.

Muy gradualmente, había venido perdiendo su masa muscular, no lo había notado hasta hace unos días atrás. Solo entonces fue que finalmente notó que su ropa no estaba ajustándole como lo había hecho alguna vez. Tuvo que usar un cinturón para sujetar sus pantalones cuando nunca había necesitado uno, y las camisetas que alguna vez se le habían ajustado en el pecho y hombros ahora le quedaban flojas. Se escaneó una última vez, antes de girarse y salir del baño, apagando la luz tras él.

Era momento de regresar a su entrenamiento. Casi tres meses habían pasado desde la derrota de Cell, y fue el período de tiempo más largo que hubiese pasado sin realizar una extenuante actividad física. Nunca tuvo que buscarla activamente cuando trabajó para Freezer; siempre había un planeta que purgar, una misión que completar, una golpiza que enfrentar, o una pelea que librar. Y por supuesto, había estado más que satisfecho con su físico durante los tres años antes de la llegada de los androides.

Los últimos meses fueron una pausa bienvenida y casi necesaria de todo eso. No por su cuerpo, sino por su mente. Suficiente tiempo había pasado ahora para que Vegeta comenzara a aceptar ciertas verdades. Gokú estaba muerto, y no iba a regresar. Él mismo ahora tenía una vida de paz, un concepto extraño con el que aún estaba llegando a términos, pero no se oponía tanto como pensó que lo haría. De hecho, la idea de que su nueva vida fuese interrumpida por la violencia y el caos que pintaba su vida anterior a La Tierra hizo sentir disgustado a Vegeta. Había vivido entre eso alguna vez, y no iba a vivirlo de nuevo.

La única manera de asegurarlo era ser lo fuerte suficiente para proteger lo que ahora era suyo: esta extraña vida de paz, y su hijo.

... Bulma también, supuso.

Vegeta frunció mientras se sentaba en la orilla de su cama. Levantó uno de sus viejos zapatos deportivos de la Corporación Cápsula y se agachó para ponérselo. Trató de aclarar su mente en preparación para su primera sesión de entrenamiento en largo tiempo, pero todo lo que podía pensar era en la madre de su hijo.

El príncipe era muchas cosas, pero ser ciego no era una de ellas. Veía la forma en que lo miraba la hermosa heredera. Claramente aún estaba interesada en él. Su atracción lo confundía y lo intrigaba. Veía la basura romántica que le gustaba leer en libros y ver en la televisión. No estaba cerca del tipo de hombres que veía en esos tontos programas. Ni de cerca. Aunque no estuviera matando a nadie por esos días, era un malvado hijo de perra, y eso era así. Lo admitía. Demonios, estaba orgulloso de eso.

Así que el por qué demonios esta mujer estaba interesada en él, de todo el mundo, era completamente alucinante.

Tal vez si supiera de seguro que su interés era pura y únicamente sexual, entonces no se habría opuesto a complacerla. Después de todo, ya tenían un hijo juntos, así que no era como antes. Y, por supuesto, el sexo con Bulma había sido fantástico. Tuvieron gran química en la habitación. Dudaba que ahora fuera diferente.