𝐍𝐨𝐭𝐢𝐜𝐢𝐚

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A veces era sorprendente pensar en cuanto tiempo había pasado.

Gohan intentaba no olvidarlo jamás: desde todo el calvario que tuvieron que pasar a manos del malvado Freezer, la primera transformación de su padre, su incesante duda de si acaso lograría vencer. Luego de tres años, el arduo entrenamiento que tuvo con su padre, su propio incremento de poder, el gran reto que fue para todos enfrentarse a aquellos malvados androides, y especialmente a Cell. Todo eso, siendo él bastante pequeño aun, pero había pasado.

Y habían vencido.

Ahora, las cosas estaban mucho mejor, sin tener que enfrentarse a más que algunos ladrones o malhechores de fuerza considerablemente inferior, todo con el fin de mantener segura la ciudad. Después de todo, y a diferencia de sus padres, a Gohan jamás había tenido un gusto especial hacia los combates o las artes marciales en sí, a menos debiera hacerlo para defender a sus seres queridos, pero, desde el sacrificio de Goku y la derrota de Cell, los años habían pasado en paz y, tanto él, como su familia y amigos, habían logrado obtener una vida pacífica.

Eso lo hacía muy feliz.

Aterrizando en medio del bosque el camino de regreso de la escuela, y luego de haber hecho una parada por la Corporación Cápsula, caminó algunos metros hasta llegar a ese pequeño pueblo escondido entre las montañas, ya que no quería que alguna persona pudiera haberlo visto volando y se espantara. No sería seguro que descubrieran su identidad, por lo cual se sentía muy a gusto usando ese increíble disfraz que Bulma le había fabricado para los momentos donde tuviera que defender la ciudad. Casi como un súper héroe.

Se escabulló entre las casas hasta finalmente llegar a ese pequeño bar, rodeándolo con cautela al notar algunas personas en la entrada,  hasta alcanzar a la parte trasera y encontrándose justo con la persona que buscaba, cargando unos cuantos troncos de leña que dejó sobre otro montón.

— ¡Lime, hola!

De inmediato, la chica volteó hacia su llamado, algo sorprendida. Fue entonces que él, sonriente, se quitó los lentes oscuros que llevaba.

— ¿Gohan? — frunció el entrecejo ligeramente, confundida. — ¿Por qué estás vestido así? ¿Vas a una fiesta de disfraces?

— Te lo dije, ¿recuerdas? Que tendría que buscarme un buen disfraz para que las personas de la ciudad no me reconocieran. — exclamó sonriente, muy orgulloso de su vestimenta. — ¿Qué opinas?

La muchacha suspiró, observándolo con detenimiento: — Bueno, el color es bonito. Me gusta. — comentó, y fue suficiente para que él se sintiera contento.

Durante los días previos al torneo de Cell, cuando él y su padre descansaban luego de aquel entrenamiento en la habitación del tiempo, Gohan había conocido a Lime luego de salvarla de un pequeño accidente. El pueblo en el que ella vivía, y sus habitantes, habían sido atacados por Cell en su búsqueda de una forma más perfecta. La (en ese entonces) niña, vivía con su abuelo, que casualmente era un antiguo luchador de artes marciales.

Luego de haber pasado el día entero con ellos, y ayudarlos ante un grupo de oportunistas malvados que se habían instalado en el lugar para causar problemas, Gohan estableció una buena relación con ambos y, luego de derrotar a Cell, siguió visitando el pueblo recurrentemente para saber de ellos, de manera que, actualmente, podía decirse que Lime era su mejor amiga.

Ella estudiaba en casa en lugar de ir a la escuela, en la ciudad, como él hacía, y había adquirido un cierto gusto por las artes marciales también, gracias a la influencia de su abuelo y el propio Gohan. Luego de haber presenciado la fuerza del muchacho, no dudó en creer que realmente él había derrotado a ese malvado Cell y, con el tiempo, Gohan le explicó sobre su condición como saiyajin, de su padre, de los enemigos del pasado y todo lo que había aprendido. Lime inmediatamente quiso aprender de él, de manera que ocasionalmente solían entrenar juntos, más por gusto que por otra cosa.

𝙍𝙚𝙩𝙤𝙧𝙣𝙤 『𝐃𝐫𝐚𝐠𝐨𝐧 𝐁𝐚𝐥𝐥 𝐙』𝘿𝘽𝙉 #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora