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Si te agarran, no la cuentas

Al otro día Eren tampoco vio a Armin en el autobús. Pero no se sintió desanimado, pues ya sabía dónde lo podía encontrar.

Ese día fue particularmente tranquilo, hubo poco trabajo y Jean seguía escondido en su madriguera. Como buen homofóbico reprimido, tenía miedo que descubrieran que andaba con Marco Bott, un bonito y buen chico de otra oficina.

Salió de muy buen humor rumbo a la cafetería a buscar a la llamativa melena rubia. No la encontró. Sentado en la barra empezó a mirar desesperadamente hacia todos lados.

- Holi - una familiar voz le interrumpió. Volteó y se encontró con Armin, que ahora parecía otra persona.

- ¿Que mierda te hiciste?

- Me corté el cabello, duh ¿No te gusta? - pregunto, atrevido.

Pues, mal no le quedaba. Incluso parecía mayor y mas varonil. Traía lo que le quedaba de cabello en un prolijo corte taza, eso permitió que Eren pudiera apreciar aún mejor sus delicados rasgos.

- Pareces aún más gay.

- Que buen ojo tienes - respondió Armin con sarcasmo - ¿Cómo le haces?

- Eres un poco atrevido para ser mesero ¿Que más haces de tu vida?

- Estudio historia y ando en bici - le dedico una sonrisa derrite glaciares, Eren sintió como su corazón empezaba a latir más fuerte - ¿Vas a ordenar o que?

- Café con leche. Y tostadas.

- A la orden.

Le llamó la atención a Eren el tipo de conversación que tenía con el muchacho. Se lo notaba inteligente y con facilidad para las palabras.

Volvió con su pedido y se sentó delante suyo, como si no tuviera nada mejor que hacer.

- ¿Y tú qué haces de tu vida? - le pregunto.

- Que te importa, metiche.

Armin puso los ojos en blanco y empezó a irse.

- Trabajo en una oficina aquí cerca - empezó a comentar, el rubio volvió, interesado.

- ¿Y como te llamas?

- Grisha - Eren no supo por qué mintió. Bueno, era una mentira a medias, pues su segundo nombre era Grisha, como su papá.

- Grisha...suena lindo - contestó Armin antes de irse a seguir trabajando. Eren no pudo hacer otra cosa que observarlo mientras merendaba. Aún no entendía por qué estaba tan al pendiente del chico.

- Oye, Armin - lo llamó cuando paso por su lado.

- Mande.

Rayos ¿Qué le decía?¿Por qué lo llamó siquiera?

- M-me traes la cuenta, por favor.

Habían pasado varios días ya desde que Eren conoció a Armin. Ir a esa cafetería ya se había convertido en una cacería. Sentía la necesidad de invitarlo a salir, aunque supiera que estaba mal.

- Historia, mí amor - fue, culpable junto a su esposa- Hoy es viernes de after office, así que volveré tarde.

- Esta bien mí piojito, solo no bebas tanto ¿Si?

- Te lo prometo.

Y así Eren pasó toda la tarde planeando como iba a invitar a salir a Armin. Solo serian unas cervezas y haría un nuevo amigo, se autoconvenció, nada de otro mundo.

La discordia tiene una forma pequeña (Eremin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora