Capitulo IV

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CAPITULO IV.  

        Dos semanas. Han pasado exactamente, dos semanas desde que Alena y yo partimos de Caliptope. Le prometí que esperaría una semana para buscar a su hermano. Pero, secretamente, ya había empezado mi búsqueda-la cual consistía en hacerle preguntas aleatorias acerca de lo que recordaba de Damian, ¿Cómo era su apariencia? ¿Cojea? ¿Le falta un brazo? ¿Cabello negro o marrón? ¿Ojos? ¿Color de piel? ¿Atuendo usual? Y cualquier pregunta relacionada- trataba de recordar todo, y, al final del día, cuando encontrábamos una casa para invadir o alguien simplemente nos ofrecía asilo a cambio de comida y medicina, anotaba todo en un cuaderno que conseguí hace poco. Hasta ahora, esto es todo lo que tenía. 

Damian, hermano de Alena.  

• Cabello castaño. 

• Alto, aproximadamente 1,95 m. 

• Ojos verdes. (supongo que del mismo color que Alena) 

• Contextura promedio. 

• Guapo  

• Posible enemigo. No confiar en él.  

• Se le vio por última vez en la ciudad de Persei. Posiblemente de allí venga Alena. 

• Ningún defecto físico tal como la cojera o la falta de algún miembro. Según lo que Alena recuerda. 

• Piel caucásica.  

• Ropa holgada y oscura.  

• Era bueno con Alena. Igualmente no se puede confiar en él. Podría ser una amenaza. 

        Me había asegurado de que Alena no consiguiera la lista, solo lo suficiente, hasta que ella decidiera que buscaría a  su hermano. Lo cual fue hace... dos horas. 

        Así que cuando baje las escaleras de la casa de Baÿola -la ancianita con la que nos hospedamos las dos últimas noches- me asegure de dejar el cuaderno casualmente en la encimera de la cocina. Sabía que Alena iría directo a la cocina a comer algo, cuando dejara de jugar a veo veo con Baÿola. Ese tonto juego es con el que se han entretenido estos dos días; mañana, tarde y noche; mientras yo salía a hacer mis "cosas".  

        Esa misma noche, mientras tenia uno de mis tan escandalosos sueños, esos en donde te retuerces en la cama y te ríes sin pensarlo, escuché un sonido extraño, me tense, y tome la Luger, la cual ponía a un lado de la cama, me envolví en las sabanas a esperar que el perpetrador hiciera un movimiento. La puerta de la habitación fue abierta ligeramente, trayendo con ella el brillo del pasillo, y escuche un sonido peculiar. 

Goteo  

Goteo  

Sniff 

Goteo  

Sniff  

Sniff 

        -Allison, ¿Ally?-

        ¡DIOS MIO! ¡ERA ALENA! Inmediatamente me quite la sabana de encima y la vi. Parada en la puerta de la habitación, con el suave brillo del pasillo iluminándola desde atrás, dando así la impresión de un halo, se veía, de cierto modo, angelical. Una tranquilidad extraña me invadió, y di un respiro, una gran inhalación, de esos que das cuando pasas al lado de alguien -preferiblemente un chico- y este tiene un aroma espectacular, a hombre, o a cualquier cosa que te guste, y entonces respiras, y es como si el mundo colapsara, porque ese aroma, ese aroma no es natural. Ni siquiera yo misma tenia idea de como sabia eso. Debo de estar inventando cosas nuevamente... 

Red Eyes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora