capítulo 9

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Unos meses habían pasado desde San Valentín. El chico de la carta, mi Romeo, me había mandado varias cosas; más cartas, flores, mis dulces favoritos, entre otras cosas.

La curiosidad por saber quién era cada día crecía más.

Suspiré releyendo las cartas que me dió tratando de encontrar algo que me dijera quien era, algún apodo o frase que le había escuchado a alguien. Nada. No encontraba nada.

Di vueltas en mi cama cuando escuché unos gritos en la casa de enfrente, la casa de Xiaojun. Me levanté asomándome por la ventana, al parecer Xiaojun tenía una fiesta. Sólo con Hendery.

– ¿Están borrachos?–hablé conmigo misma cuando los vi tambalearse un poco, Hendery levantó su brazo cantando algo y pude ver una botella de cerveza. Sí, estaban borrachos.

Rodé los ojos dándome la vuelta cuando escuché a Xiaojun gritándome.

– ¡Hey, Jingxiao!–giré a verlo y me crucé de brazos, fruncí el ceño al ver una sonrisa pícara en sus labios.–¡Esto es para ti, princesa!

– ¡¿Qué cos...?!–no terminé de hablar cuando tomó a Hendery de la camisa y juntó sus labios. Los miré sorprendida mientras se besaban y cerré rápidamente las cortinas.–¿Qué demonios fue eso?–volví a abrir las cortinas, tal vez lo había imaginado todo.

Oh, claro que no lo había imaginado.

Xiaojun seguía besando a Hendery mientras sus ojos estaban fijos en mí, mirándome de una manera que no pude descifrar. Se separaron sonriendo y Xiaojun movió su mano en forma de saludo.

– ¿Te quieres unir a nosotros?–dijo en tono burlón, Hendery me miró haciendo una seña con su mano para que fuera con ellos.

– Idiotas.–murmuré entredientes cerrando las cortinas y bajé a la cocina por algo de beber. No podía dejar de pensar en lo que acababa de suceder, había sido muy raro.

Y más raro fue que no lo disfruté como creí que lo haría.

Un par de minutos después llamaron a la puerta, dejé el vaso con jugo de arándano en la barra de la cocina y fui a abrir.

– ¡Jingxiao!–un Xiaojun borracho fue lo que vi al abrir, se abalanzó hacia mí abrazándome.– ¿Cómo estás?–besó mi mejilla y se separó para entrar a mi casa cómodamente, como si fuera la suya.

– ¿Qué quieres?–pregunté siguiéndolo a la cocina, tomó el vaso donde estaba tomando jugo momentos antes y se bebió lo que quedaba.

– Estoy aburrido y Hendery se fue... Diviérteme.–me miró sonriendo ampliamente y gruñí, me molestaba convivir con borrachos.

– No soy tu payaso.–caminé a las escaleras sintiendo que me seguía.

– Claro que no, tú le tienes miedo a los payasos y no puedes tener miedo de ti misma... ¿O sí?–llegamos a mi habitación y Xiaojun se tiró a mi cama, quedando acostado boca abajo.

– Veo que te vuelves un idiota al estar borracho.–dije sentándome a su lado.

Xiaojun y yo nos habíamos vuelto más cercanos, y poco a poco sentía que dejaba de gustarme. Ahora sólo podía verlo como un amigo.

Además, Romeo era el único hombre que ocupaba mi mente en las últimas semanas. Me gustaba imaginarlo, también imaginar como serían las cosas cuando lo conociera.

– Supongo que...–Dejun dejó de hablar al notar todos los regalos que Romeo me había dado puestos en un mueble en mi habitación, donde podía verlos al despertar y al irme a dormir.–¿Lo tienes todo...?

– Así es... En verdad quiero saber quien es el chico que escribe tan bonitas palabras sobre mí.–dije sonriendo y mordí mi labio inferior. –Cuando lo conozca lo abrazaré muy fuerte, disfrutando de la cercanía de nuestros cuerpos y lo besaré hasta que nos haga falta el oxígeno...

Suspiré imaginándome el momento y luego miré a Xiaojun, fruncí el ceño al encontrarlo sonrojado.

– Lamento si mis palabras te han incomodado, Dejun.

– No, no es eso... Yo, uhm, es raro escucharte hablar de esa manera.–soltó un leve risa y se levantó, acercándose al mueble, tomó el peluche de dinosaurio que Romeo me dió y sonrió. –Es bonito... Ya sabes, tener todo esto, cuando él lo vea será muy feliz.

Sonreí por sus palabras y asentí, Xiaojun acarició al peluche y lo abrazó, antes de dejarlo en su lugar. Suspiró mirando las demás cosas y pasó su dedo por las flores medio marchitas, uno de los últimos regalos que me dio. 

– ¿Todo bien?–pregunté después de un rato. Se había quedado viendo las cosas como si fuera un museo.

– ¿Eh? Oh, sí, sí. Todo bien.–me sonrió sentándose a mi lado y apoyó su cabeza en mi hombro. –¿Alguna idea de quién puede ser?

– No... Es raro porque todos los chicos del salón parecen ignorar mi presencia.–suspiré comenzando a acariciar su cabello. –¿Y si ya no es nuestro compañero? El año pasado cambiaron a varios a las otras secciones, es por eso que no sé quien es... ¿Verdad? Tiene que que ser eso.

– Tal vez él está frente a ti y no quieres verlo, más bien, no quieres creerlo, Jing.–murmuró antes de quedarse dormido.

Lo que dijo me dejó pensando. ¿Yo ya conocía a mi Romeo?

Fujoshi Girl | XiaojunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora