La lucha a la que se enfrenta Christine se debate entre la lealtad de su mentor "El ángel de la música" o mejor dicho el fantasma de la Opera y el amor por su amigo de la infancia el Vizconde de Chagny. Lo que no saben es que ella oculta un secreto...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Se ocultaba en el cuarto más alto del castillo, apenas se veía una pequeña silueta presente en aquel lúgubre lugar. Nadir entró sigilosamente que ni el mismisimo hombre de la oscuridad pudo notarlo.
—Oh Christine, mi Christine.— miraba con anhelo aquel cuadro gigantesco que él mismo había pintado con tanto esfuerzo, retratando cada centímetro del delicado rostro de la joven a la perfección.
—Erik... — su voz apenas fue un susurro ahogado. — ya han pasado tres semanas, ¿No piensas comer?
El susodicho nisiquiera se molesto en responderle y continuó mirando con tristeza el cuadro, ya se había vuelto rutina estar ahí en completa penumbra. Así era la vida que se había destinado él mismo y por si fuera poco a Nadir le comenzó a inquietar las noches que pasaba detrás de la habitación escuchando al fantasma hablar solo a escondidas.
—¿No te enseñaron a tocar?— preguntó después.
—Er...
—No tengo hambre.—lo interrumpió
Nadir puso los ojos en blanco y bufó ruidosamente. Ya lo había repetido semanas atrás, era la misma frase todos los días. A sus 36 años todavía seguía comportándose infantil.
—¡Alá! No se por qué sigo aquí cuando no vale la pena—se cruzó de brasos.— y mucho menos con esa actitud.
—¿Va a venir?
—No.— arrugó la frente por el cambio de tema pero de todos modos no quizo hacer preguntas al respecto.
—Enviaré otra carta, tal vez no llegó. —suspiró con cansancio.
—¡ya dejala en paz, si ella hubiera querido no crees que ya estaría aquí, no tengo siete vidas para cuidarte siempre la espalda cuando nos metes en problemas!
—¡So idiota! — se levantó con fuerza tirando el banquillo del órgano— tu piensas que siempre hago las cosas mal, pero te equivocas.
—Te recuerdo las cosas que hiciste en Persia y no es por nada pero no son presisamente buenas que digamos... — entre Cerro sus ojos y acarició su barbilla— o me equivoco amigo mío.
—Eso a ti no te consierne.
—!Porsupuesto que si, muchas de las cosas que pude haber hecho no las hice por ti! Eres demasiado egoísta.
—Te equivocas Daroga, que de malo es ver a Christine.
—Mucho... Cualquier cosa viniendo de ti siempre es malo, ahora me vienes a decir que cada acción que has tomado siempre es la correcta— levantó una ceja y dio unos pasos para ver con claridad al fantasma pero este balbuceo algo que fue totalmente inaudible. —Te conozco Erik, nada más estoy esperando el momento en que me salgas con algo... — salió azotando la puerta.
—Christine va a venir, aunque tenga que hacer lo necesario para traerla de vuelta—miró nuevamente el gran retrato de Christine.—y yo se como lograrlo... Esta vez seré yo quien gane la batalla. —susurró volviendo al organo para tomar su máscara y salir a toda prisa del castillo. Había hecho hasta lo imposible por vivir al lado de la persona que más amaba aunque Implicara tomar medidas extremas, sin embargo él nunca se dió por vencido. Muy pronto llegaría otra oportunidad para volver a intentarlo y para ello tendría que estar listo para enfrentarse nuevamente con su antiguo rival, el vizconde de Chagny.
° ° ° ° ° ° ° ° ° °
Nota:
Hola!! Supongo que este es el inicio de esta historia, no tengo mucho que decir pero se que más a delante esto se empieza a tornar más emocionante de lo que parece... Eso es todo!
¿Qué estará tramando Erik?
:D gracias por leer este pequeño comienzo del fantasma de la Opera.