Capítulo 3 💙

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Misterio.

En el instituto, hacía un día soleado. Aoko estaba en sus primeras clases contando a Keiko sobre la revista y cuáles significados habían sucedido.

Hakuba se aproximó a ella.

—Nakamori-san. —la llamó con severidad.

—¿Eh?¿Qué pasa, Hakuba-kun?

Incluso Keiko, quién estaba a su lado, se mostró confundida por la anormal fría actitud de Hakuba. Kaito no andaba por ahí.

—¿Has notado un comportamiento extraño en Kuroba-kun últimamente?
—preguntó decido.

—No... —respondió pensativa, Hakuba asintió. —¿Por qué lo dices? ¿Hay algo mal con él?

Hakuba miró al suelo con cierta dificultad.

—No... Nada. Solo sospechas.

El rubio se fue con una extraña expresión en su rostro.

Pero Aoko mintió. Durante el día, pensó en aquella pregunta. Kaito no se había presentado en el día, parecía que había enfermando.

Algunas niñas se su clase se juntaron en una esquina del aula, estaba rumoreando sobre el robo de 1412 que ocurriría al anochecer.

Un pensamiento estúpido le cruzo la mente cuando las vió.

"Ese idiota no puede ni cocinarse solo... Es imposible que... "

A pesar de sus ideas contrarias, había muchas incoherencias en el comportamiento de Kaito. Escaparse o no asistir al instituto, salir de pronto, gastar dinero de más, encontrarse mucho con Jii sin razón, todo el mismo día que Kid iba a aparecer, o al menos en ocasiones aledañas. Además, antes había sospechado de él.

Su rostro consternado la delato con el chico cuando caminaban juntos a casa. Pero Aoko no tenía ni idea, que, por supuesto, Kaito ya sabía el motivo de su comportamiento.

—¿Qué te pasa Aoko? Todo el día has tenido esa cara.

—N-nada. —balbuceó.

El chico se puso frente a ella y detuvo su caminar al igual que Aoko. Pero la chica ni siquiera lo vio a los ojos.

—¿Por qué no me miras?

—Kaito... ¿Tú...? —dijo decidida a preguntar de frente.

Los ojos del castaño se abrieron de par en par, parecía asustado. De inmediato, se aseguró de borrar esa expresión y sustituirla por una sonrisa.

—No. —sentenció. —No soy la persona que tú piensas, Aoko.
—le dijo sonriendo con honestidad, el aire movió el cabello de ambos, refrescando sus sentimientos. Kaito no quería mentir y Aoko no quería ser engañada. Ella le devolvió una sonrisa amable.

Y porque a Aoko le gustaba su sonrisa, confío en él.

Una rosa azul apareció en sus manos cuando el chico se dió la vuelta.

Rosas Azules.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora