✧ cuatro

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Jeongguk llegó en la tarde tal y como lo había prometido, trajo consigo una fundita de gomitas dulces, las favoritas de Jimin, las ganas de besarle la sonrisa estaban presentes pero prefería darle su espacio, él creía que a veces estaba mal actuar por impulso, no sabía si eso incomodaría a Jimin, y el castaño como siempre, le ofreció algo para tomar, pero lo único que él quería tomar en ese momento era a Jimin entre sus brazos, solo se negó y le sonrió dejándole unas cuantas caricias en el rostro.

Ninguno sabía por dónde empezar, las palabras estaban ahí pero no salían, sentados tan cerca pero a la vez tan lejos, cualquier filo podía cortar la tensión que había en el ambiente. Volvían a mirarse una y otra vez para tomar valor, pero sus bocas no colaboraban, no hasta que Jeongguk decidió hablar primero.

─ ¿Jimin? ─ lo llamó con cuidado poniéndole un mechón de cabello detrás de la oreja.

Jeongguk reprimió un gritito, porque Jimin es bonito y se lo ha dicho de mil miradas.

─ ¿Sí? ─ Jimin sonreía buscando sus ojos con el alma en los labios.

Jimin podría ser cualquier cosa en el mundo, pero él prefería ser de Jeongguk.

─ Quiero ser sincero contigo, hyung ─ pronunció alarmándolo, porque Jeongguk lo miraba fijamente, como si tuviera miedo de su reacción.

Entonces el miedo y la intranquilidad volvieron a instalarse en su cabeza.

─ ¿A qué te refieres? ─ dijo quedito, con un poco de temor, tomando a ciegas las manos de Jeongguk.

El pelinegro rascó su nuca con nerviosismo.

─ Yo... no sé por dónde debería empezar, hyung ─ sonrió nervioso ─ No soy muy bueno con las palabras, solo sé que ya no puedo guardarlo más, me gustas desde siempre, Jimin, me cautivaron tus ojos, no he podido sacar tu mirada soñadora de mi cabeza, cuando estoy cerca de ti siento que no hay nada más que me importe, contigo todo está bien, he estado todo este tiempo tratando de gritarte todo lo que siento, lo que provocas en mí, soy tuyo, hyung, mis sentimientos son tuyos, y todo lo que pueda salir de mí es tuyo, eres mi luz, desde que te conocí no he querido conocer a nadie más, no sé si es por la forma en que arrebataste mi vida con solo una sonrisa pero siento tantas cosas por ti que duele ─ terminó en voz baja desviando la mirada, porque tenía un enorme nudo en la garganta, no quería que Jimin lo viera llorar como un niño.

El rostro de Jimin era un poema, una pequeña lágrima salía adornando su inmaculada imagen, enternecido y conmovido, sostenía las manos de Jeongguk con las suyas buscando el soporte que su corazón melancólico necesitaba.

─ Estoy asustado, muy asustado, porque yo siento eso y mucho más por ti, Jeongguk, mucho más ─ y por fin se permitió llorar sin vergüenza, sin importarle verse indefenso y pequeñito.

Le gustaba la forma en que Jimin enfrentaba al dragón, otros lo matarían, él lo enamoraba.

Se unieron en un abrazo reconfortante dándose la calma que tanto habían anhelado, secando las lágrimas que como cascadas empañaban el rostro de ambos, sus cuerpos encajando perfecto, brindándoles protección y calor, se tenían, se querían, al fin podían corresponderse sin barreras.

Platónic eyes 국민 Kookmin minific [𝙚𝙙𝙞𝙩𝙖𝙣𝙙𝙤]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora