5-Fotos

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Son las diez de la mañana y aún se oyen gritos probinientes de los bestias del salón.

Em y yo nos dormimos sobre las cuatro para estar descansaditas para nuestra venganza. Tuvimos que hacerlo con las orejeras, los cascos, almohadas y colcha sobre la cabeza para no oir sus burradas.

Bajamos un poco zombies a la cocina a por un buen tazón de leche. Antes de eso Em se peinó y se retocó, al contrario, yo gruñí al igual que mi tripa.

Para ir a la cocina había que pasar primero por el salón. Gran fallo.

-Hola, preciosas- nos saludan la mayoría.

Em se va directa al baño porque se la había olvidado mear, chica lista. Yo como no podía aguantar más me fui a la cocina a desayunar (rima).

Alguien me sigue, más bien algo porque a eso no se le puede llamar persona.

-¿Qué quieres Thomson?- digo sin mirarle mientras saco la leche del frigo.

-Wao, que sexi te queda ese pijama- me silva inclinando la cabeza y con una gran sonrisa de diversión. Lo veo por el ravillo del ojo.

-¿Qué?- digo incrédula sin girarme.

-Te lo resumiré: se te ve más de medio culo.

¿¡QUÉ COÑO!?

Me llevo las manos al pandero y me bajo en cortito pantalón que encima se ha arrugado dejando ver más de la mitad de mi pandero.

Se empieza a reir como un loco.

Cojo un puñado de harina y se lo tiro haciendo que parezca que tenga canas y borrándole de una vez esa sonrisa de superioridad.

Él se acerca coge todo el tarro y me lo hecha por encima mientras yo grito.

Parezco un muñeco de nieve.

Ir llamando un ambulancia.

Se ríe más fuerte que antes y yo me sacudo como un perro.

La harina ha llegado a sitios a los que no alcanza la luz del sol.

-Me has dejado mi perfecto pelo hecho un asco- me dice no muy serio.

-Tú me has metido harina en las tetas, así que no te quejes.

-¿Te ayudo a quitártela?- me dice levantando las cejas.

-Púdrete.

Llegan todos y se quedan con cara de tontos (más que la natural) pero luego se hechan a reir.

-¿Qué coño ha pasado aquí?- pregunta Dylan.

-¡Te odio Tyler Thomson!- digo al fin más como un gruñido.

-Igualmente, preciosa.

Se alejan todos preguntándole por lo que ha pasado y yo me quedo a solas con Em que ha tardado media hora en mear.

-No preguntes- digo sabiendo lo que me iba a preguntar.

-Vale.

*_*_*_*_*_*_*_*_*

Son las doce de la tarde, se acaban de dormir. Milagro.

Aún no me ha dado tiempo a ducharme esperándo este momento.

Cogemos rotuladores permanentes de todos los colores, inclullendo algunos con purpurina, de cuando yo era pequeña (nunca los usé).

Vamos a donde están los chicos sigilosamente para no despertarlos.

Parecen unos angelitos cuando duermen, con la boca aplastada contra el suelo y hechos una bolita.

Em y yo nos miramos poniendo sonrisas diabólicas mientras destapamos los rotuladores y empezamos a pintar caras.

This is not a love story.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora