Capítulo 41

6.5K 930 1.9K
                                    

Iwaizumi se movió lo más rápido que pudo para ponerse entre la bala y Oikawa, quien aún estaba un poco sorprendido por lo que estaba pasando. La bala impactó en la pierna del pelinegro, haciendo que soltara un gruñido.

A su espalda, Oikawa tenía un arma y estaba apuntando a la persona que se había atrevido a herir a Iwaizumi. Otro disparo resonó por el lugar. 

No paró a ver si lo había matado o no, simplemente tomó a Iwaizumi por una de sus brazos y corrieron lo más rápido que pudieron al auto.

Oikawa lo encendió y miró fijamente a Takeda, quien lo miraba con un rastro de culpa y comprensión. Oikawa se quedó estático en su lugar al ver que este no hacía nada para detenerlos. Iwaizumi miraba en silencio el intercambio de miradas que se llevaba a cabo entre ambas personas. Estaba herido, pero no era mortal, viviría.

Sabía lo que significaba ese momento para el chico al volante, por lo que no se quejó, simplemente se limitó a hacer presión en la herida de su pierna, era un momento que Oikawa necesitaba para poder sanar internamente.

Oikawa sentía como el aire se hacía más pesado en su lugar, sus manos se apretaban alrededor del volante con fuerza, mordía el interior de su mejilla con fuerza y sintió como el sabor metálico llenaba su boca casi por completo.

Takeda miraba como Oikawa se había paralizado ante su mirada. Él permanecía estático en su lugar con el portafolios entre sus manos. No tenía intención alguna de detenerlos, asumiría la responsabilidad de sus actos después.

El mayor cerró sus ojos dejando escapar una lágrima silenciosa, tomó una respiración profunda y susurró algo para Oikawa. Aunque no lo escuchara sabía que esa era su única oportunidad para poder decir esas palabras.

─ Lo siento.

Oikawa abrió sus ojos. No lo había escuchado, eso era cierto, pero vio sus labios moverse para pronunciar esas palabras.

─Lamento no haberte protegido a tí ni a Tobio de ese hombre ─ dijo abriendo sus ojos para poder mirar al chico detrás del volante.

Aún conmocionado, Oikawa pisó el acelerador a fondo dispuesto a salir de ese lugar, dejando a Takeda solo con el cuerpo del hombre que lo había acompañado.

La respiración de Oikawa era bastante pesada. Las palabras que Takeda le había dicho aún resonaban en su mente.

Se obligó a sí mismo a dejar esos pensamientos a un lado para poder prestarle atención al chico junto a él.

─ ¿Estás bien? ─ dijo mientras se concentraba en el camino frente a él.

─ Si ─ dijo Iwaizumi de manera simple. Miró a Oikawa, quien tenía el ceño fruncido y habló con un tono suave, algo que impresionó hasta al mismo Iwaizumi ─ Oikawa... vámonos de este lugar.

─ ¿Te refieres a irnos de Japón? ─ dijo mirando un poco impresionado a Iwaizumi por la propuesta que había recibido de parte del pelinegro.

─ Si ─ dijo de manera seria ─ comencemos de nuevo... sin crímenes, ni muertes... solo nosotros.

Oikawa no podía estar más impresionado por las palabras de Iwaizumi. Pocas veces le había hablado con ese tono cariñoso, pero era algo que apreciaba desde el fondo de su corazón.

Su naturaleza le gritaba que hiciera una broma para aligerar el ambiente, pero se obligó a callar ese pensamiento y a asentir a las palabras que le había dicho el pelinegro, quien sonrió de manera ladina.

─¿Estás seguro?─ Iwaizumi asintió y Oikawa ensanchó su sonrisa ─ ¿Qué te parece si vamos a... Argentina? ─ propuso Oikawa sin dejar de sonreír ─ pero primero hay que curar eso.

Guardaespaldas (Kagehina)Where stories live. Discover now