Entreabrí los ojos con cierta dificultad, escudriñando en la penumbra del lugar donde me hayaba. Intenté acostubrar mi vista tanto como pude, pero fui incapaz de descubrir donde estaba. Empecé a notar un dolor punzante detrás, en la cabeza. No recordaba cómo había llegado hasta aquel frío y ensombrecido lugar. Por más que lo intentara, por más que pensara, mi mente se mantenía en blanco. Intenté moverme, pero por lo visto tanto mis manos como mis piernas estaban atadas. Me hayaba ergido, con los brazos elevados por encima de la cabeza, arrodillado, dolorido, algo desorientado ¿Alguien me había secuestrado? ¿Tal vez planearan torturarme? Me sentía confuso, no entendía como era posible que esto me estuviera pasando a mí. No se me ocurría ninguna razón por la que alguien quisiera secuestrarme y mucho menos torturarme. No tenía nada de valor, ni tenía conocimiento de ningun tipo información importante. Entonces... ¿Porqué?
Unos pasos a lo lejos me sacaron de mis pensamientos. Iban y venían, hasta dejar de escucharse nada. Mi corazón empezó a acelerarse, estremeciéndose. Sentía el peligro tras la puerta, temía escuchar cada uno de aquellos pasos y rezaba para que aquel sujeto se olvidara de que me tenía allí amarrado, cómo si realmente eso fuera posible. Es imposible que alguien se olvide de que tiene a alguien secuestrado, aún así seguí rezando por ello. Los pasos volvieron, haciendo una que gran angustia creciera en mi interior. Volví a rezar, pero esta vez deseaba que si tenía que pasar algo pasara ya. Sin embargo empecé a creer que Dios ,aún no creyendo en él, había escuchado mi primeros rezos. Pero ni mucho más lejos de la realidad. Aquellos pasos, tan misteriosos, tan estridentes y a la vez discretos, se pararon tras el umbral de la puerta. Debajo de esta se podía vislumbrar una tenue luz amarillenta, parpadeante, y dos pequeñas sombras aguardando tras ella. El pomo empezó a girar haciendo palpitar mi corazón, estremecido por simple ruido que hacía. Por un momento parecía que quería salir de mi cuerpo, dejando un cuerpo inerte tras él, pensando qué tal vez era mejor quedarme en el sitio en vez de lo que fuese que fuera a ocurrirme. Se abrió la puerta, con lentitud y la silueta de una persona apareció al fin. Al estar a contraluz no pude saber de inmediato de quién se trataba, si embargo un pequeño parpadeo de las antorchas situadas tras él me dejó verlo por un segundo.
-¿Lu... Luzu? -conseguí pronunciar incrédulo.
-Hola Auron... -respondió el aludido- veo que por fin has despertado. Ya temía que hubieras muerto -se acercó a donde estaba, arrodillándose y cogiéndome por el mentón- y no queremos eso, ¿Verdad?
Me miró directo a los ojos, con una mirada fría, vacía, prácticamente sin vida. Sentí un gran horror en mis entrañas al ver el tono rojizo en los iris de estos. Un rojo sangre, un rojo que transmitía locura, oscuridad y terror. Mi cuerpo empezó a temblar instintivamente. Aquel hombre no era el mismo de siempre, era otro completamente diferente. Al verme en tan lamentablemente estado sonrió con malicia acercando su rostro al mío, notando su respiración cerca, muy cerca de mí. Me aparté. Eso pareció no gustarle y me agarró fuerte del cabello, tirando de él. Apretó con fuerza sus labios contra los míos, intentando colar su lengua por mi cabidad, sin embargo me mordí con fuerza los labios para que no lograra su objetivo. Un sabor metálico empezó a aparecer por mi boca. Había mordido demasiado fuerte.
-Así que eres una perra desobediente ¿Eh? -rio Luzu apartándose de mi y sonriendo con el rostro desencajado- creerás que así te dejaré estar, pero ni mucho menos Auroncito mío... Sólo me hace querer hacerte cosas malas...
No pude articular palabra, no entendía que estaba pasando ¿Que había pasado con el Luzu que yo conocía? El Luzu amable, siempre dispuesto a ayudar a todo el mundo a cambio de nada, siempre sonriendo con ternura incluso en los peores momentos, siempre optimista ante la adversidad... Este no era Luzu... ¿Que demonios estaba pasando? Me abofeteó con fuerza y agarró mi cara. Volvió a besarme, pero esta vez sí consiguió acertar con su lengua. Empezó a jugar con ella, estrangulando la mía, sin tregua, sin piedad. Me devoraba salvajemente, dejándome sin aire, apresando mi cara con sus manos para no poder escapar. Hasta que finalmente se separó por falta de aire.
ESTÁS LEYENDO
¡Gime para mí, Auronsito!
RomanceFanfic +18 Auron despierta en una habitación a oscuras, sus manos y piernas están atados y no recuerda como a llegado ahí. De repente oye unos ruidos tras la puerta. Ante él aparecerá la persona que se dedicará durante días a torturarlo sexualmente...