Mientras aquel lobo grande y fornido corría con una pequeña (a comparación con él) bola de pelos en el hocico, aquella bolita de pelos estaba que se moría en sus emociones.
Su cuerpo estaba encogido por la tensión que se había instalado desde que él la tomó por el cuello con su hocico; también se sentía perturbada por la gran confianza que generaba el desconocido en ella.
Era como si se conocieran desde siempre, jamás se había imaginado que así se sentiría el estar al lado de su destinado. Era tan cálido y reconfortante, que fácilmente se podría volver adictivo.
Se habían alejado tanto que ya no sabía dónde estaban, y no sorprendería que estuvieran en otro territorio, pues aquel lobo era muy rápido y sus zancadas eran muy largas.
Su cuerpo seguía caliente. Los linces a pesar de que la luna los afectará, era más regidos por el sol. Según historias, ciertos cambia formas eran regidos por el sol o la luna. Y en el caso de los lobos eran los hijos predilectos de ella; en cambio los linces eran los hijos preferidos del sol. Apesar de eso, no quiere decir que no les afecte las lunas de apareamiento, al igual que los ciclos solares.
El cielo seguía oscuro, y se escuchaba que pronto volvería a llover. Al gran lobo negro le palpitaba el corazón muy fuerte mientras corría, y no necesariamente por correr, no podía creer lo que le estaba pasando ni siquiera sentía el suelo bajo sus patas, estaba demasiado emocionado.
Quería llegar lo más pronto posible donde su amigo que era el más cercano a donde había encontrado a la felina. Era demasiada la emoción que, surgían varios pensamientos por segundo como:
"¡Oh Dios!, ¡oh Dios!, ¡oh Dios!. Madre y padre estarán contentos, ¡santa diosa Luna ella huele muy bien!"
De repente un relámpago surgió del cielo y seguido de el trueno dando inicio, otra vez, a una lluvia torrencial.
El lodo de ambos cuerpos empezó a lavarse hasta el punto en que su pelaje quedó libre de el. El olfato del lobo detectó olor de otros cambiaformas, leña quemada y comida estaba a pocos kilómetros de llegar al hogar de su amigo.
"¡Vamos!", le dijo una voz en su interior.
Así empezó a correr demasiado rápido, pues en este momento su lobo estaba con él. La manada que está cerca era nada más que la de las panteras, es la manadas vecina de los linces. Esta manada esta dentro de la alianza con las otras 6.
La pobre lince se sentía mareada por la feromonas que desprendía el alfa, pues de un momento otro se había incrementado su esencia, su cuerpo estaba teniendo un aumento de temperatura muy rápido y estaba liberando feromonas sin algún tipo de control.
En un abrir y cerrar de ojos estaban rodeados por una tenue pero notable niebla, la lince vio una casa a lo lejos y conforme el lobo avanzaba ella miraba pasar más casas a gran velocidad, habían llegado a la manada vecina. Pero el siguió adelante hasta llegar a una casa alejada y grande.
Se detuvo al estar cerca y con la cabeza trato de abrir la puerta, pero no cedió unos segundos basto para que un guardia la abriera desde adentro y así el lobo entró como si de su hogar se tratara, manchando el piso de barro y agua.
-¡Jungkook, mira como has dejado el piso!-De un pasillo aparecio un hombre alto, atractivo de hombros anchos.
El lobo dejó a la lince en suelo la cual por miedo ni pensó en moverse y luego empezó a escuchar el sonido de huesos crujiendo.
-Lo siento hyung.
Ella giro su cabeza y a la par de ella estaba un hombre completamente desnudo con las manos y pies lleno de barro. Él era gran lobo negro de ojos intimidantes, era joven su cabello castaño oscuro esta mojado, se le pegaba a la cara y las gotas escurrian por todo el cuerpo duro del alfa. Si de por si ella estaba con miedo y ansiosa, ahora ya no daba para más.
-¡Por dios! tapete, ponte algo.- dijo el hombre de labios pomposos.-¿Qué es eso?- pregunto señalando con la mirada a la bola de pelos mojada en el suelo. -ugh... ella esta en celo, Jungkook ¿quién es?
-Mi mate- contesto el mencionado con simpleza.
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