Tensión

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Que sí. Que me gustaba. Que la puta cría me llamaba la atención. Que cuando no estaba concentrado en algo ella se me aparecía por la puta cabeza.

No tenía lógica, no tenía explicación, no tenía nada. Era verla y algo en mi cabeza hacía clic y todo en sí se iba a la mierda. No dejaba de mirarla, me acercaba más a ella sin razón aparente, le hablaba de mis tonterías porque nunca he sido demasiado bueno con las palabras. Y claro, aquello, después de haberlo hecho cincuenta mil veces sin ser consciente, ya no pasaba desapercibido por el hijoputa de Volkov que estaba siempre demasiado atento a todo.

Con todo eso en la cabeza, terminé de ajustarme el chaleco antibalas y cogí las armas reglamentarias de la armería. Había un Código 3 activo.

— Jones, coge tu zeta y vamos al badulaque. Hoy te toca a ti conducir.

— Sí, señor.

Ella asintió con ímpetu y sonreí. Sabía que estaba cagada de miedo, pero no lo iba a demostrar.

Cuando llegamos allí, Torrente se encontraba negociando, si es que vacilar se podría considerar negociar, con los enmascarados.

— A ver, que pasa aquí.

— Comisario, estos sujetos tienen dos rehenes y piensan que los vamos a dejar escapar como si tuvieran 5, ¿sabe usted?

— A ver, señores — comencé a hablar —. Aquí las cosas se tienen que dialogar como personas civilizadas, ¿de acuerdo?

— Yo con el gordo este no quiero hablar nada — dijo el que poseía una máscara de mono —. Y contigo menos, barbas.

Bufé. Ya se me estaban hinchando las pelotas y todavía no habíamos ni empezado la negociación. Joder.

— Jones, ven aquí.

Ella se acercó hasta donde los atracadores pudieron verla.

— Bueno, pero si han traído una princesita a un atraco.

El mote que le habían puesto no me había gustado ni un pelo, pero me aguanté para no reventarle la cabeza. La vi tensar la mandíbula, gesto que había observado que solía hacer cuando se ponía nerviosa. En sus manos llevaba la carabina preparada por si en cualquier momento se rompían las negociaciones, me parecía de lo más tierna.

Aparté esos pensamientos de mi cabeza, no era el puto momento de estar pensando como un prepuber.

La negociación se hizo tediosa porque los subnormales lo querían todo. Por suerte, se notaba que eran unos novatos y no llegarían demasiado lejos. Al final, y después de asegurarme que los rehenes habían salido del establecimiento, llegó el momento de poner en marcha el Código 1.

— Buena negociación — la elogié una vez dentro del patrulla. —. Tu punto débil es tu voz. Tienes que insultar e intimidar con más fuerza, sino no te harán ni puto caso.

— Lo sé — suspiró mientras se colocaba el cinturón. Ella se encargaría de la persecución —, pero creo que eso no lo conseguiré nunca.

— Solo necesitas pasar un par de horas con Conway y te aseguro que te saldrá solo.

Ella rio ante el comentario, pero viendo que los nudillos se le estaban poniendo blancos de la fuerza que ejercía sobre el volante, sabía que estaba todavía más nerviosa que antes.

— Tranquila. Tu céntrate en la carretera, en mantener la distancia de seguridad que yo te diré el momento exacto para actuar. Lo harás bien — intenté tranquilizarla lo mejor que pude y, sin darme cuenta, mientras le decía aquello, posé mi mano izquierda sobre su cabeza. Sentí como asentía bajo la palma de mi mano y sonreí como un bobo.

Novata | Greco Rodriguez (Gta Roleplay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora