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— ¿Qué esta diciendo? — Preguntó Park Jimin, descendiente de la realeza del Reino de Silla. Estaba atónito al escuchar lo que su padre había dicho.


— Lo que estas escuchando hijo, estas comprometido con el Rey Agust — Respondió la Reyna en esos momentos, Park So Dam madre de Jimin


— ¿Yo? ¿Con el? ¿Acaso esto tiene lógica madre? ¿Y por qué? --- Esto le daba mucho coraje, el quería elegir a su amado. No deseaba estar con alguien por obligación, menos con alguien que nunca había mostrado su rostro y no cuidaba de su Reyno.


¿Con que clase de monstro estaba destinado a estar?


— Sencillo, el es Rey de Goguryeo no había otra opción para lograr la unificación de ambos reinos.


--- Sencillo para ti madre, ¿No tienes pena al comprometerme sin mí consentimiento? Quiero aprender a amar, quiero ser yo quien elija mi futuro.


--- No me hables de amar, esas cosas no funcionan ahora, y ya está decidido no se pondra a discusión --- Sentenció la mujer que decía amarlo y ser su madre.


— Pero no, Padre por favor. — Los ojos cristalinos del menor hacia que a su padre le doliera el corazón, pero eso no era suficiente.


— Pero nada Jimin, ya esta decidido, mañana vendran los guardias del rey por ti. Ten tus cosas listas — Las últimas palabras antes de tomar la mano de sus esposa y salir de la habitación de su hijo.


• • •


— Preparen todo lo que sea necesario, ustedes — Señalo al jefe de guardia de su Reyno — Mas vale que el príncipe Park llegue a salvo y sin un solo rasguño ¿Me escucharon? --- Sentenció claro y vio como todos asentían a su mandado.


No amaba a ese príncipe, ni mucho menos lo amaría algún día.


Simplemente le convenía la unión de los dos Reinos, tendría más poder y el poder podía hacerlo todo ¿No?.


Ese príncipe y futuro rey, ya era de su propiedad, nada ni nadie podría evitarlo, y quién de atreviera sería asesinado.


Aunque no lo amará, su orgullo era primero. Y creerse el mejor rey tal vez no era lo mejor, pues que le hicieran daño al príncipe significa que el fallo como Rey por no protegerlo, y eso no se lo permitiría.


— Su majestad, el príncipe Park.. ¿Le prepararemos una habitación aparte?— El plebeyo cuestiono con la mirada baja, pues nadie tenia el derecho de ver su rostro.


— El dormirá conmigo — Respondió alzando las cejas mientras su cuerpo desandaba en ese trono— Manden una orden real a todo el pueblo, quiero reclutar a los mejores para protección del príncipe, también organiza y asegúrate de que TODO el pueblo se entere de su llegadaAunque el impresionar a Jimin venia dentro de sus planes, quería que creyera que no había mejor opción para el.


Jimin tendría que hacer muchas cosas para poder saber que puede confiar en él. Eso iba a estar difícil, no mostraría su rostro hasta que pueda hacer caer a Jimin en la sumisión, lo trataría de la mejor manera para "enamorarlo".


Tenía una reputación y orgullo que cuidar, no permitiría que nadie destruya eso.



• •


--- Se encontraba cerca donde sería el fin de la felicidad que su corazón tenía y daba comienzo al sufrimiento eterno.


--- Disculpe joven príncipe, ya estamos cerca de nuestro destino, será escoltado por algunos guardias para ingresar seguro al palacio del Rey Agust.


--- Solo asintió al oír lo que él plebeyo decía, no tenía ganas de hablar.


Tenía ganas de salir corriendo de ahí, su vida ya estaba escrita desde que había nacido¿Realmente nunca iba a volver a ser libre? ¿Alguna vez había Sido libre?.


Tantas preguntas pero ninguna respuesta.


Al llegar al pueblo, como le habían informado. Un grupo de guardias se encargó de recibirlo, al igual que todo el pueblo estaba por su llegada.


— ¡Atención! El príncipe Park de Silla ha llegado. Saluden.— Las escoltas saludaron para rodear a Jimin y guiarlo al palacio.


Con cada paso que daba sabía que estaba yendo a su fin, el lo sentía así. De todas maneras sonrió levemente a los guardias mientras lo escoltaban para así adentrarse al palacio del Rey Agust.


Comenzó a observar todo los alrededores de el gran palacio que ahora sería su "Hogar" si así se podría llamar.


Todo se veía algo sombrío y sin vida.


A pesar de tanta elegancia sentía muy vacío aquel lugar.


— Su Alteza, hemos llegado. Le informaré de su llegada al Rey AgustJimin se limitó a asentir mientras era guiado por otro de los guardias a la sala real.


Estaba algo ansioso ¿Podrá ver el rostro de aquel Rey que nunca mostro el rostro a su pueblo, ni algún otro Rey? ¿Podría enamorarse de él? quizás no era el fin de todo ¿Verdad?.


Mordió su labio inferior al oír pasos cerca, vería su futuro esposo y eso le daba miles de sensaciones.


Como lo supuso al alzar la mirada vio al quien iba ser su futuro esposo con una tela sencilla pero suficiente para cubrir su rosto.


— Un gusto príncipe Park, ¿Le ha sido de su agrado el viaje?



_Lo bueno puede llegar a ser malo_

DOPPELGANGERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora