CAPITULO 5

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POV ALBA

Me gire sobre mis talones dispuesta a meterme en la cocina y beberme un vaso de agua, pero choque de lleno contra el enorme pecho que estaba detrás de mi.

Contuve el aliento a la vez que sentía como se desvanecía.

—Hola, linda —Dice Mikel sonriendo mientras me miraba de arriba abajo. Apestaba a whisky barato y tabaco negro. Sus ojos se veían profundos y oscuros, crueles.

—No puedes estar tras la barra —dije retrocediendo un paso.

—Bah, si no me quedaré mucho tiempo —contesto recorriendo mi cuerpo con los ojos—. Hostia puta... estás cómo para comerte. Entera—alza la mano pero yo me alejo antes de que llegara a tocarme.

— ¿Qué pasa aquí? —Pregunta el camarero nuevo tras ella. Buscó con la mirada a Natalia. La necesitaba a Ella.

—No pasa nada, mariquita. No te metas, eso es entre la putita y yo —Responde Mikel avanzando rápido y agarrando mi brazo, tirándolo con fuerza.

El chico intenta defenderme y lo sujeta por el otro brazo, pero el Perro le golpea la mandíbula con el codo, haciendo que cayera KO al instante.

Intento forcejear con él, pero es imposible luchar contra alguien más grande, Me empuja dentro del baño que es exclusivo para empleados.

—Por favor... por favor... no... —gimoteó, mientras Mikel me oprimía contra la pared dentro del cubillo del lavabo, que parecía diminuto con su cuerpo allí metido.

—Por favor, no —repitió él mientras me miraba a los ojos—. Es exactamente lo mismo que me dijo ella, aquí, justo aquí. «Por favor, no», y la ignoré.

—No... — Dije, mientras Apena podía respirar, apenas podía pensar.

—Me lo pidió, me lo suplicó —siguió él, ahora, sus ojos clavados en la pared como si fuera ajeno a todo lo que ocurría—. Diez putos años viendo como se tiraba a todas las tías que quería, viéndola besar una infinidad de bocas, y cuando al fin la tenía, para mí, sólo para mí... me pidió, me suplicó que parara.

—Por favor... Dios... —cerré los ojos en cuanto él se movió con rapidez y me apresó todavía más contra la pared.

—Por favor, para... —dijo en tono suave—. Y le metí la polla hasta el fondo, duro y hasta el fondo... ¿Qué clase de persona soy? —aligera algo de presión y Yo tosí de manera convulsiva en cuanto el aire volvió a entrar en mis pulmones.

—La perdí del todo y ahora... llegaste tú, y terminaste de arrebatármela —su mirada se pose en mi y empecé a patalear mientras él taponaba mi boca evitando así que gritara—. Me la quitaste, ella me pidió que parara, por favor, para... no le hice caso a mi mejor amiga, a la única mujer que realmente he deseado en toda mi vida. ¿Qué te hace pensar que le haré caso a uno zorra inútil como tú--El me giró, aplastando mi cara contra los azulejos fríos y duros. Me debatía, luchaba. Era inútil.

Mis pantalones se bajaron tan rápido que sentí como si mi piel la hubiese abandonado junto a la tela que la dejaba indefensa ante aquel monstruo—Cierra los ojos, Esto va a doler un poco —jadeó en mi oído, y tiró de mi tanga, rompiendo la tela e hiriendo la piel de mis muslos ante el tirón violento.

Me abrió las piernas y apresó mi cuello con el brazo. Podía saborear la cerámica de los azulejos azules en mi paladar, podía oler la mezcla ácida de detergente de pino y orines que lo rodeaba todo. Y cerré los ojos. Exactamente como lo había ordenado. Y espere. Sólo me quedaba esperar.

—No... Quiero verte la cara —gimió él y me gira La cabeza golpeando contra la pared, alzó una de mis piernas y la atrajo hacia él.

—Quita tus putas manos de encima de ella, y aléjate despacio... Perro — Escucho que dice Natalia, mientras apoya el cañón del 38 contra la amplia nuca de Él.

Empezar  de cero /AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora