Capítulo 2

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Se había quedado dormido luego de la amena charla que había tenido con la científica luego de su combate. Se sentía muy agotado y necesitaba descanso. El té había logrado relajarlo. Mientras dormía, soñó con una vida feliz al lado de sus padres y en la cual la gente lo trataba bien. Era un sueño agradable y, en aquel sueño, notó al dios de la fortaleza sonriéndole orgulloso al verlo. El joven Jack ilusionado miró al fornido hombre y lo saludó alegremente.

Abrió los ojos de a poco, sin reconocer el techo sobre él por un momento. Miró hacia un lado, notando a Galilea, quien se había quedado dormida también. Estaba apoyando los brazos en el respaldar de la silla y su cabeza apoyada suavemente sobre estos. Su pecho se movía al ritmo de su suave respiración. Tanto dormida como despierta, mantenía una expresión serena.

El inglés se sorprendió un poco al notar que la mujer seguía allí, cuidándolo pese a que él ya no necesitara ayuda realmente. Incluso estaba incómoda en aquella silla, pero parecía muy apacible a pesar de su posición. Nunca nadie había velado por él de aquella manera antes y tampoco creía ser merecedor de esos cuidados.

Se levantó de la cama, colocando una manta sobre los hombros de Galilea. Realmente no podía moverse mucho y dudaba que el público quisiera su presencia durante los combates que venían. Se mantuvo entonces sentado en la cama, pensado en los eventos más recientes de su vida.

Hace tan sólo algunas horas atrás, era sólo un hombre que asesinó a prostitutas por el simple gusto de asesinar a las sucias rameras como su madre, pero... No era nada más que el deseo de venganza por no conseguir amor genuino. Él sólo buscaba a alguien que lo amara y alguien a quien poder amar. Muy en el fondo seguía siendo aquel pequeño Jack que amaba el color del amor y fue gracias a Heracles que se dio cuenta de ello. No estaba arrepentido de los actos que cometió contra aquellas mujeres, pero había cambiado su perspectiva.

Galilea también llegó a mostrarle que la gente comprensiva y honesta existía. Gente que se preocupaba genuinamente por los demás sin importar su origen y mostrando comprensión por las acciones que se pudieron cometer antes, sin esperar nada a cambio. También recordó que la pequeña damita Valquiria pareció también preocuparse porque estuviese herido y lo había mandado a la enfermería.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos por el crujir leve de la silla ante los movimientos de la italiana.

— Veo que ha despertado, mi señora— dijo el hombre con una sonrisa.

— Jack, me alegra saber que estás mejor—. Ella le devolvió la sonrisa.

La mujer se levantó de la silla y se estiró para quitarse el leve dolor en su cuerpo debido al incómodo lugar donde había dormido. Jack simplemente la observó.

Si bien no estaba gorda, tenía un poco más de volumen corporal que otras mujeres que había conocido. Tal vez era por el hecho de no usar un corsé que su figura no se veía tan delgada y bien formada como el de las mujeres de su época.

— ¿Tienes hambre? No creo que las galletas de antes hayan sido suficientes— preguntó ella mientras caminaba hacia él —, tal vez una sopa te vendría bien. Lo mío no es la cocina, pero puedo preparar algo decente.

— No me gustaría molestarla. Ya ha hecho suficiente por mí.

— No es molestia, de verdad — Galilea negó con las manos —. Si tienes hambre, con mucho gusto puedo hacer algo para ti.

— Entonces déjeme acompañarla— Ofreció él de manera caballerosa.

— Si así lo deseas. Aunque no deberías forzarte mucho.

.

La cocina tenía una vista hermosa a las estrellas. Mientras Galilea cocinaba, Jack estaba mirando al exterior a través del ventanal de la cocina. Las estrellas desde aquel lugar se veían mucho más grandes y brillantes que desde su hogar natal.

La italiana puso a hervir la sopa y sus ojos de color zafiro voltearon hacia el varón. Él parecía tener la mirada perdida en las estrellas. Tenía una expresión calmada, en lugar de aquella malicia que presentó al inicio de su pelea en el Ragnarok.  Se acercó a él y se posó a su lado.

— Son hermosas ¿Verdad? Desde que era niña me apasionaron las estrellas y el universo, y las estudié tanto como pude— comentó, mientras también admiraba las estrellas.

— Es increíble lo insignificantes que somos al lado del universo— Él dijo con calma, sin quitar su mirada del cielo nocturno.

— Hay más estrellas en el universo, que granos de arena en la Tierra— Galilea posó con suavidad las yemas de sus dedos sobre el cristal de la ventana. — Las estrellas guían mi destino... Y el tuyo también.

Los ojos bicolor de Jack miraron a la mujer de reojo, curioso por lo último que había dicho. Fue algo bastante aleatorio de decir, pero más profundo de lo que se podría pensar de algo tan repentino.

— Lo lamento. A veces digo cosas extrañas de repente— dijo la italiana mientras soltaba una risilla.

Ese color de pena le hacía ver lo avergonzada que estaba de lo que había dicho. Los ojos de Jack se encontraron con los de ella, mientras los dama mantenía esa suave sonrisa sobre sus labios.

— Tu corazón está cálido— Ella comentó —. Te sientes cómodo al estar conmigo. Me alegra saberlo.

— ¿Le ruego me disculpe?

— Al igual que tú puedes ver los colores de las emociones, yo puedo leer el corazón de las personas— explicó.— Parece que ninguno de nosotros podrá esconder nada del otro.

— Me temo que no, mi señora.

Ambos escucharon el burbujear de la olla, haciéndose notar que la sopa estaba lista. Galilea sirvió la comida.

Fue una cena agradable, con ambos en silencio. No era necesario decir nada. Ambos parecían estar cómodos en presencia del otro, sin que a Galilea le importara estar con un asesino en serie.

Para el inglés era agradable poder estar en compañía de una dama tan comprensiva y que no lo juzgara por sus acciones, sino que lo entendiera y haya podido notar su redención. Si bien no podía cambiar su pasado, podía construir un futuro diferente. Heracles le dio la oportunidad de ser amado y poder vivir.

— Todos merecen amor, independientemente de donde vengas o lo que haya podido pasar.

Allí estaba ella, leyéndolo como un libro abierto. Jack no hizo nada más que sonrír con cordialidad a la dama que le hacía compañía. Notó la sinceridad de sus palabras y eso le hacía sentir mucho más seguro.

El color en ti [Jack The Ripper / Shuumatsu no Valkyrie Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora