Capítulo 7: Orgullo Xiaolin.

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Uno, dos, tres, cuatro. Los golpes eran cada vez más brutales y su sonido más desgarrador. Lo que estaba sucediendo dentro del palacio de cristal Heylin era inhumano, pero sobre todo, humillante para un guerrero tan hábil como Hannibal Roy Bean.

La derrota del malvado frijol ante el líder Xiaolin y la perdida de tres Shen Gong Wu no cayó nada bien a los oídos del poderoso león. A sus ojos esta falla merecía ser castigada de una forma ejemplar, y nada mejor para cumplir este objetivo que la tortura.

En cualquier otra situación, el antiguo demonio hubiese luchado hasta su último aliento antes de aceptar tal escarmiento. Lamentablemente para el ser capaz de traer a Chase Young a la maldad, esta vez no tenía opción. La magia en su interior lo obligaba a obedecer sin excepciones. Cada vez que su coraje y enfado intentaban deshacer las cadenas del hechizo. El imponente animal solo chasqueaba los dedos de una de sus patas, aumentando la fuerza de su unión forzada, dejando como única muestra la herida que le había provocado en uno de sus costados.

Cinco, seis, siete...ocho. El atacante detuvo un momento su acto, disfrutando de la cara de sufrimiento de su víctima. Aun sin el Morby morfológico, Hannibal poseía su figura gigante, debido a otro conjuro del mamífero. Esto era con la intención de hacer más efectivo su trabajo.

Cuando estaba por reanudar su infame actividad, las puertas del salón principal se abrieron, revelando a otro de sus nuevos lacayos.

—Por fin llegas Chase Young —dijo Nían dando al frijol un golpe contundente que lo dejó en el frio suelo —. Tengo un trabajo para ti.

—De que se trata, señor —habló, arrodillándose frente a él. No por voluntad propia.

—Un nuevo Wu se acaba de revelar —dijo caminando hacia su acompañante —. Es seguro que los nuevos dragones intentarán obtenerlo. Necesito que vayas y trasmitas un mensaje especial para uno de ellos.

El desertor Xiaolin asintió, escuchando los últimos detalles de su nueva misión.

Mientras tanto, muy lejos de ahí. Los cuatro representantes de los elementos se dirigían en busca del nuevo Shen Gong Wu. En esta ocasión los abrigos no faltaban ya que su destino era nada más y nada menos que cerca de la Antártida.

Al llegar, el grupo se dividió para abarcar más terreno. Omi fue al norte. Raimundo al sur, Kimiko al este y Clay al oeste. El primero de ellos escaló por una serie de montañas durante un largo periodo de tiempo, hasta que bastante lejos de su punto de inicio, distinguió el cometa de Longuí enterrado en la nieve. Para su desgracia, no fue capaz de agarrarlo, ya que otra presencia apareció, arrebatándoselo en el último instante.

—Devuélveme el Wu inmediatamente, Chase Young —exigió el pequeño al reconocerlo, colocándose en guardia.

Contra todo pronóstico, el aludido no intentó defenderse, todo lo contrario. Se quedó parado en la misma posición, observándolo detenidamente con el indicio de una sonrisa en las comisuras de sus labios. Arrojándole poco después el artefacto que le había solicitado.

—Ah... ¿gracias?

—Pareces sorprendido, Omi —habló por primera vez el monje corrompido con las manos en la espalda, manteniendo su expresión tranquila —. No deberías estarlo. Considéralo como una muestra de compensación por tus acciones.

—¿Mis acciones? ¿De que estas hablando? —preguntó con curiosidad.

—¿Realmente no lo sabes? —cuestionó, rodeando al futuro dragón del agua—. Creía que eras un poco más observador.

—¡Soy un gran observador, el mejor de todos! —exclamó con un mohín infantil—. De todas formas, explícate Chase Young. ¿Qué quieres decir con compensar mis acciones?

Duelo Xiaolin: La Leyenda De Heylin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora