Duelo Xiaolin: La Leyenda De Heylin.

Capítulo 6: Líder.

Líder.

Es una sencilla palabra que guarda en su interior un gran significado. Un líder es una persona que actúa como guía de un grupo. Capaz de motivar, incentivar y tomar decisiones importantes; teniendo la capacidad de ejercer influencia en el comportamiento o modo de pensar de sus compañeros. Todo con el propósito de alcanzar un bien común.

El actual guerrero Xiaolin del viento parecía encajar bien en esa definición. Durante varios años había llevado a sus camaradas por diferentes aventuras, consiguiendo en el proceso grandes hazañas y trayéndolos siempre a salvo. Era un buen líder, o al menos eso creyó durante mucho tiempo.

En los últimos días, Raimundo dudaba de su capacidad de liderazgo. Las dos últimas derrotas le afectaron en la parte anímica más de lo esperado. No lograr defender el templo y haber perdido dos Shen Gong Wu lo hacían sentir un fracasado. Estaba convencido de que estos fallos eran totalmente su culpa. Después de todo, él era el responsable del equipo.

Su frustración y enfado lo llevaron a realizar un exhaustivo régimen de entrenamiento y estudio. No se detenía para descansar, mucho menos para platicar o hacer bromas. Empezó a comer y dormir poco, notándose en su mirada el cansancio acumulado. Poco a poco estaba dejando de ser él, con el único propósito de estar preparado para el siguiente enfrentamiento.

Los otro futuros dragones estaban preocupados por esta situación; unos más que otros. Omi por ejemplo, aunque estaba angustiado y desconcertado por el cambio tan repentino del brasileño, también estaba feliz de tener un rival dispuesto a enfrentarlo las veinticuatro horas del día. Clay por su parte, intentaba disfrutar de su nueva vida sin bromas, sin embargo en el fondo estaba muy intranquilo, al punto que no dudaría en cambiar su paz por ver regresar al castaño a su antigua forma de ser. Incluso el maestro Fung y Dojo no parecían muy contentos con la nueva forma de vida del guerrero Shoku.

De todas maneras nadie estaba más alarmada por esto que Kimiko. La japonesa en un principio creyó que esto sería pasajero. Esperaba que después de unos días, Raimundo estaría holgazaneando debajo de un árbol, contando chistes y sonriendo de aquella forma que hacia latir su corazón con más fuerza. Pero cuando el tiempo pasó y no cambió; sé dio cuenta de la gravedad del asunto.

Al llegar la tarde en el templo, la joven oriental se dispuso a usar su tiempo libre para observar los últimos momentos del entrenamiento de su amigo. Se acercó a una ventana del salón principal, colocando su atención en el patio durante un largo rato. En esta ocasión el brasileño estaba realizando ataques relacionados con su elemento.

—Pareces preocupada mi joven discípula —dijo en cierto momento una voz a espaldas de la chica. Ella volteó, encontrándose con su mentor —. ¿Qué sucede?

—Es Raimundo, maestro Fung —respondió con timidez —. Lleva casi dos semanas actuando de forma extraña. Al parecer nuestras últimas derrotas realmente le afectaron.

—Lo he notado —admitió el hombre mientras se acercaba a la ventana para poder ver al brasileño lanzar potentes ráfagas de viento contra objetivos inmóviles—. Nuestro joven líder parece haber adquirido un hábito de entrenamiento bastante exigente. Incluso un poco perjudicial si continúa ejerciéndolo a largo plazo.

—¿Usted no podría hablar con él? —preguntó la chica esperanzada, regresando su atención al cristal. —. Quizá pueda hacerlo entrar en razón.

—No funcionaría. Raimundo está muy obstinado en estos momentos para escucharme —aseguró —. Aun cuando lo regañase por su actitud o intentara limitar sus ejercicios mentales y físicos, seguiría haciéndolos a escondidas.

—¿Entonces no podemos hacer nada para ayudarlo?

—No me refería a eso Kimiko —aclaró, retirándose de la ventana. Imitándole la japonesa —. Estoy de acuerdo que mantenernos de brazos cruzados frente a esta difícil situación no es una opción a tener en cuenta. Raimundo necesita ayuda, pero no mía. En realidad, mi aprendiz. Él te necesita a ti.