Un nuevo amanecer...

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Después de varias horas hablando, pero sobre todo llorando, me sentí exhausta. Siempre creí que moriría joven, con un buen trabajo y algunos sueños cumplidos. Perdí la noción del tiempo, cuando por fin desperté me encontraba sola de nuevo, tal parece que si fue una alucinación.

— ¿Ya despertaste? Parecías un oso en estado de hibernación— reía a carcajadas.

— No seas bobo— Sentí mis mejillas calentarse.

—¿Crees que me lo puedas volver a explicar? — sonrió en modo de disculpa.

—Lucas, es la segunda vez que lo hago, además, ¿No íbamos a buscar eso que me dijiste? — me exasperé.

—¿Qué cosa? — pregunta confundido.

No puede ser.

—¡Lucas! — chillé.

—¿¡Que!?

—¿Cómo pudiste olvidarlo? — preguntes hastiada. —¡No debías olvidarlo! — Tome mi cabeza entre mis manos.

—No sería mi culpa si alguien no se hubiera quedado dormida y después hiciera rabietas para ir a la heladería— acusó.

—¡Era una emergencia!

—Si tú lo dices...

—¿Si yo que?

—Shh.

—¡No me chitees!

—Shh— lo repitió tapándome la boca— Ahí— indicó mi casa. — Iugh, ¿Acabas de lamer mi mano? — pregunto asqueado, limpió su mano en mí ropa.

—¡Oye! No seas asqueroso— exprese con una mueca de asco.

Terminamos cerca de la que una vez fue mi casa, alguien interrumpió nuestra pequeña riña. Un hombre de complexión robusta se acercaba con un maletín negro, tocó unas cuantas veces.

—Lucas— lo llamo por lo bajito. —No creo que nos puedan escuchar— digo obvia.

—A ti no, pero a mí sí, vamos a averiguar quién es— me tomo de la mano y me llevo con él a arrastras. Abrió la puerta principal, como si hubiera entrado cientos de veces a mi casa. En la estancia no se encontraba nadie, por lo que se dirigió con extrema cautela a la cocina. Ahí se encontraban solamente mis padres.

Lucas me hizo una seña para que me acercara y eso hice, ¿Desde cuándo el llevaba control en la situación?

Abrimos un poco la puerta causando un chirrido, por acto reflejo me lance hacia atrás, cubrí mi boca con una mano y la otra la lleve a mi pecho. Lucas se reía en silencio de mí.

—¿De qué te ríes tarado? — dije enojada.

—De ti— sonrió mostrando todos sus dientes.

—Deberías prestar atención, mira por la puerta— me ordenó y yo como tonta la obedecí.

—Para cobrar la herencia de la señorita Taylor es necesario que cumplir las siguientes instrucciones— saco un papel del portafolio y se lo entrego a mi madre.

—Pero, esto es mucho tiempo, ¿No habría posibilidad de cobrarla antes?

—Señora Taylor, lamento decirle que no es así, este es un proceso largo, no es cualquier cobro y la cifra tampoco es la mínima, la joven difunta estaba nadando en dinero... ¿Se podría saber de qué falleció? — pregunto encargando una ceja. —Si no es mucha indiscreción, claro está.

—No, para nada, licenciado— dijo brusca mi madre. — Fue abusada, es todo lo que puedo decirle.

El sujeto carraspeo.

—Es hora de que me retiré.

—Lo acompaño a la puerta— dijo mi padre.

No habían palabras que expresarán más laincredulidad que sentía, el asco y horror que tenía por familia, Lucas mesujetó por los hombros sacándome de la que una vez fue mi casa.






Flores para mí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora