Son la 6 am del miércoles de la última semana de clases antes del verano; no he podido dormir pensando en un plan para ir al campamento de talentos, eso sin que mi mamá se de cuenta. Tengo hasta mañana para confirmar mi asistencia, ya que empieza dentro de una semana y no quiero perder esta oportunidad.
Mamá llegó anoche de un largo viaje y solo estará este fin de semana, la quiero demasiado, pero tiene la gran idea de que seré una científica ejemplar encontrando la cura a todas las enfermedades del mundo.
Cada día insiste en que mandé mi solicitud a las mejores universidades para que estudie bioquímica o cualquiera de las ramas incluidas en la ciencia.
Me sé la tabla periódica desde los 8 años, siempre tuve mucha facilidad para aprender sin esforzarme tanto. Desde los 4 años mi papá me enseñó a tocar el piano, lo extraño mucho.
En secundaria desarrolle un proyecto en el que explicaba cómo la música podría mejorar nuestro estado de ánimo, esto mediante reacciones cerebrales provocados por químicos naturales como la endorfína, entre otros, que impulsan la felicidad y mejoran nuestro rendimiento físico y mental haciendo que nos enfermemos menos; lo hice en honor a mi papá y por amor a la música.
Esto me hizo ganar el primer lugar y ser parte de los "nerds" de la escuela, incluso me propusieron adelantar años pero no quise ser más rara de lo que ya parecía.
Solo se limitaban a pedirme que participará en las competencias a nivel nacional, así que a partir de ahí mi madre enfocó su poco tiempo en alentarme a seguir ese camino.
Me levanté para bañarme y vestirme, me dirigí a la cocina y mamá preparaba café mientras leía una revista de ciencias dónde había publicado su reciente estudio.
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—Buen día cariño, ¿Cómo dormiste?—.
—No tan bien, estoy agotada— dije en medio de un bostezo.
—Hay café recién hecho por si necesitas despertar, en un momento está el desayuno— dijo volteando a ver mi cara de desvelo.
—Si mamá gracias, estaba pensando en ir de vacaciones con mi tía Eliza— después le dí un sorbo al café.
—No creo que sea lo mejor hija, es tu último año y debes concentrarte en estudiar más. Por qué eres el promedio más alto a nivel escolar—.
—¡Mamá por favor!— Interrumpí—. No sigas con tu discurso.
—¿Sabes cuántas vidas podrías salvar?, ¡Que tal que descubres la cura del cáncer o de VIH o cualquier otro gran descubrimiento!— me dijo muy seriamente.
—¡Lo sé mamá!, pero...—me interrumpió inmediatamente
—Estoy orgullosa de todo lo que haz logrado y se que serás la próxima Elizabeth Blackburn o incluso Dorothy Crowfoot, nunca se sabe— solo suspiré al escuchar una vez más este sermón.
