La noche pasó de ser confusa a ser totalmente inesperada.
Jamás pensé que acabaría besando a Lena, cuando sus labios estaban unidos a los míos, sentí fuegos artificiales en mi interior y electricidad en todo mi cuerpo, ya no podía negar lo que estaba sintiendo, que estaba enamorada de esos ojos color esmeralda, que desde que la ví en aquel kiosco sentí algo especial y mi mente y cuerpo habían hablado por mi.
Sentí fuego en mi interior que crecía con cada movimiento de nuestros labios, al primer contacto mi cuerpo reaccionó inmediatamente y no pude evitar sentir como si fuera un imán por lo que respondí a su beso.
Lena era hermosa, sus labios eran suaves y dulces como mi postre favorito, pero aún mejor, eran perfectos.
Sentía que el tiempo no transcurría, tome con una mano a Lena de la cara, pues no quería perder que se apartará y con la otra mano tomé su cintura, tocar cualquier otra parte de ella hacia que mi corazón se pusiera como loco.
Nos detuvimos para tomar aire, nos separamos y ella me sonrió, mordió su labio y levantó su ceja, ¿trataba de hacer que me diera un infarto? Yo me sonroje, eso me pareció demasiado sexy y solo sonreí como una boba.
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Acababa de besar a Lena y ese beso me sacó del universo.
Ninguna de las dos decía nada, yo solo la tomé de la mano acariciando suavemente sin decir una sola palabra; solo viendo de reojo de vez en cuando, mientras veía a las personas que pasaban por ahí.
No sabía qué decir, no quería decir una tontería. Así que ella tomó la palabra.
Lena: Bueno creo que nos deberíamos de ir, es tarde.
Kara: Si quieres te acompaño y después llamo a mi tía Eliza para decirle donde estoy y así tu no te llegues sola.
Lena: Gracias Kara, que dulce, ¿Nos vamos?
Kara: Claro hermosa.
-- Lena pidió un auto por medio de la aplicación y ambas subimos; durante el camino nos veíamos de lado mientras íbamos tomadas de la mano, cada tanto acariciaba mi mano y yo a ella, en una ocasión mientras estaba distraída mirando por la ventana me acerqué lentamente y le dejé un beso en su frente, ella me sonrió con sus ojos esmeralda brillantes.
Llegamos al campamento y ella esperó a que le mandara la ubicación a mi tía Eliza, quien dijo que llegaría en 15 minutos, de ahí iríamos por Alex.
Mientras esperábamos, platicamos de lo que queriamos hacer al terminar la escuela e ir a la universidad; Lena quería entrar a la misma escuela en NYC. Parecía como si el destino nos hubiera unido.
Yo parecía que estaba en un sueño del cual no quería despertar, le pedí su número y ella no dudo en dármelo, tomó mi teléfono y lo dígito poniendo un corazón al lado de su nombre.
