Seis pies

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Amity estaba furiosa, más de lo que había estado en bastante tiempo.

No bastaba con que el nuevo semestre en Hexaide se viera como el más complejo de todos, y tampoco ayudaba que ahora tuviera que esperar dos meses más para que este comenzara gracias a que una nueva plaga se había extendido en toda la isla.

Así que no, no era un buen momento para molestarla.

- "Necesito salir de aquí..."- pensó, viendo como Emira y Edric ya iban en su cuarta ronda de cartas.

Salir no era una opción recomendable puesto que cualquier contacto con otra persona era riesgoso. Y si bien ella no era de mucho contacto, nadie quería arriesgarse realmente a cometer aquel acto de peligro.

Pero cinco gritos en menos de un minuto empujaban a cualquiera al límite.

Mascara, suéter, medias y guantes listos. Amity está preparada para largarse. Se escabulle por la ventana de su habitación, conjurando su abominación y haciendo que esta la ayude a bajar, el monstruo ahora más grande de lo que jamás había podido hacer hace años.

Amity sonrió bajo su máscara al tiempo que sus pies tocaban el suelo, y comenzó a correr por el ya quizás demasiado conocido camino secreto en los bosques de las afueras de su hogar. Llegando hasta el camino común para llegar a la ciudad.

Se detuvo considerando su próximo movimiento, huir de casa era siempre relativamente fácil, pero el tomar una dirección luego de aquello era lo que realmente se volvía complejo. En aquella situación no podía ir al mercado, o a la escuela, y estaba segura de que toda la ciudad en general sería un resultado igual.

Estaba la cima nevada en la colina para practicar magia, pero si era honesta, había pasado todo el verano anterior prácticamente encerrada allí con Willow y Luz.

La nieve no sonaba nada atrayente.

Con un suspiro emprendió camino al único lugar que se le ocurría en esos momentos podría visitar. Las playas del pie izquierdo deberían estar vacías, y si bien no tenía ganas de nadar, podía por lo menos pasar algo de tiempo allí.

Claro que sus planes son tirados por la borda cuando se da la vuelta.

- ¿Amity?

Ella abre los ojos y tiene que reprimir un pequeño grito al verla allí.

- ¿Luz?

La latina, como Luz se había llamado a sí misma una vez, estaba parada en la entrada de aquella puerta mágica que ella solo había visto dos veces en todo el tiempo que llevaba de conocerla.

Tenía un gorro en su cabeza y su propia mascara, en sus manos hay guantes y sus ropas son diferentes a las usuales, y las bolsas que carga la sorprenden más que el verla aparecer de la nada.

- ¿Qué haces afuera? ¡La plaga no se ha ido!- le dice ella, avanzando y esperando un momento para que la puerta se vuelva aquel raro portafolios y luego lo sujeta con la zurda antes de avanzar hacia ella-. Es peligroso salir...

- A menos de que te mantengas a seis pies- le contesta, alzando una mano y dando dos pasos atrás-, es fácil.

Luz la ve con ojos preocupados por unos solidos dos minutos antes de suspirar y mirar a otro lado, negando con la cabeza.

The Owl House One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora