Capitulo I

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Un día perfecto

Al norte de España, en la zona más fría del país había un pequeño pueblo de nombre desconocido. El ambiente era gris y deprimente, las campanas sonaban de fondo anunciando las cuatro de la tarde. En el medio de ese pueblo estaba el estrato más alto, la nobleza y los que tuvieras suficiente dinero para mantenerse ahí.

De una de las casa salís una robusta mujer, los años ya se marcaban en su rostro pero la sonrisa que reflejaba era sin duda muy especial.

- ¡Es un día perfecto! ¡Perfecto para esta gran boda! - su esposo salió detrás de ella y negó.

- Un ensayo querida, un ensayo - La mujer le miró mal pero tomo su brazo comenzando a bajar las escaleras.

- Un ensayo para esta gran boda - Llegaron frente a un carruaje el cual era manejado por uno de sus empleados el cual olía a pescado.

La familia De Luque era reconocida por ser la pescadería más poderosa de la región y manejaban grandes sumas de dinero, pero su gran orgullo era su hijo, Samuel De Luque, un alfa en todo el sentido de la palabra pero no todo era perfecto era algo torpe y solo un poco tímido pero si lo deseaba podía ser todo un líder y digno heredero y este era el gran paso.

- ¡¿Dónde está Samuel?! - grito la mujer desde el carruaje y su hijo, desde el segundo piso escucho, bajo casi corriendo y salto al carruaje antes de que esté comenzará su camino.

- Madre, este matrimonio no tiene sentido ¿Ruben no debería de casarse con alguien de su estrato ?- la mujer frunció su seño y abrió su abanico.

- Tonterías, estamos en su nivel, siempre supe que sería más que la simple esposa de un pescador - El alfa más viejo rodó los ojos y recordó por qué no había tenido más hijos, esa mujer seguía siendo insoportable.

...

- Que día tan horrible para una boda - Se escuchó el gruñido de un imponente alfa que ya se veía marcado por lo años.

- Recuerda que es por nuestro bien - La Omega del hombre se acercó y acomodo un poco más el traje que tenía su esposo.

- ¿Pero como terminamos así? - los dos comenzaron a caminar por el pasillo que estaba adornado por miles de cuadros de los primogénitos de cada generación - primero con un hijo Omega de una línea interminable de alfas - los dos  llegaron al cuadro de su hijo, que se le veía con una leve sonrisa pero ojos apagados - y luego tener que casarlo con un pescador por qué ya no tenemos dinero - la mujer atrás del alfa rodó los ojos y suspiro. Su vida de lujos termino más rápido de lo que creyó y todo por culpa de su marido pero sabía que eso era mejor que nada.

En la habitación más escondida de la mansión un joven Omega era arreglado por su nana, una beta de unos 65 años que lo había criado desde pequeño.

- Nana estoy preocupado - la mujer lo vio a través del espejo de el tocado y apretó un poco más el corset.

- ¿por qué mi niño? - el Omega suspira y toma un cepillo para entregarlo a la anciana que lo comenzó a cepillar.

- ¿ Que pasa si Samuel y yo no nos gustamos ? - La mujer no pudo responder la pregunta ya que la puerta fue fuertemente abierta.

- Deja de preguntarte tonterías - su madre había entrado - que importa el amor, tendrás dinero que es lo más importante - el alfa de la familia entro y frunció el ceño al ver a su hijo, este solo bajo la mirada.

- Aprieta le más el corset - dijo y simplemente se retiró seguido por la Omega.

...

Se anunció la llegada de los De Luque y cuando la puerta se abrió se vio a una Omega acomodando enojada el traje de su hijo.

- Pareces un muerto de hambre - El alfa de la familia Doblas aclaro fuertemente su garganta y la mujer paro, dio una risa nerviosa y entro a la mansión seguida por su familia.

- Es un hogar espléndido, tiene que decirme quién es su decorador - La familia Doblas trato de sonreír y comenzó a caminar rumbo al salón.

- Por aquí por favor, tomaremos el te en el salón principal - Los mayores de Luque le siguieron pero Samuel no, se quedó en medio de el living observando la mansión.

Se escucho el sonido de una puerta cerrarse pero la ignoro y paso sus ojos por todo el lugar hasta que sus ojos vieron un piano, un hermoso piano. Se acercó y toco algunas teclas, miro a los lados y al verse solo se sentó y comenzó a tocar una suave melodía con mucha pasión, amaba la música.

En el segundo piso Rubén acomodaba un poco más su cabello mientras se miraba al espejo. Sus ojos mostraron sorpresa cuando escucho el piso o ser tocado. Se levantó y camino rumbo a las escaleras y al verlo su sorpresa aumento. Un alfa totalmente desconocido tocaba con mucha alegría aquel instrumento. Con lentitud bajo las escaleras y el aroma a madera invadió sus fosas nasales, algo dentro de si deseo ese aroma por siempre. Al llegar donde el alfa junto sus manos y espero que el alfa notará su presencia lo cual no demoro.

Samuel había notado la suave esencia de un Omega y al girar un poco la vista vio al joven, se levantó exaltado haciendo que el mueble dónde se sentaba cayera.

- L-lo siento señorito Doblas. P-permita me - se inclino y acomodo el mueble para luego levantarse rígido frente al Omega.

- Usted toca muy hermoso - Ruben llevo su mano al instrumento tocando una tecla - mi madre no me permitía tocar, decía que no era adecuado para un Omega, la música desprendía pasiones - Unió sus ojos verdes con los cafés de alfa. este sin saber que responder trago con fuerza.

- S-Señorito Doblas. M-mañana  estaremos casados - El alfa comenzó a jugar nervioso con el pañuelo que había alrededor de su cuello.

- si y de acuerdo a las circunstancias está bien que me llame Ruben - El Omega coloco sus brazos detrás y miro con una leve sonrisa al alfa.

- Rubén... - Dijo el nombre saboreando cada letra, era sin duda un nombre hermoso.

- ¿Si, Samuel? - Dio un paso acercándose para quedar junto al alfa y este asustado dio un paso hacia atrás haciendo que el pequeño florero que sostenía una rosa cayera. Con rapidez tomo el florero y el Omega la roza.

- Perdóneme - acomodo el florero sobre el instrumento pero Ruben no dijo palabra, solo se acercó al alfa de nuevo y puso la rosa frente a ellos, sus ojos se conectaron y transmitieron algunos sentimientos aún desconocidos pero se inclinaron un poco hacia el otro, sus labios no alcanzaron a rozarse. La puerta del salón fue abierta y mostró a la señora Doblas muy enojada.

- ¡¿Que hacen aquí? - Grito y se acercó a los jóvenes - ¡¿Ya deberían estar en el ensayo, falta un minuto para las 5, vamos rápido?! - alfa y Omega se miraron y rieron levemente para luego seguir a la mujer.


Continuara...








El cadáver del novioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora