Azizler

CAPÍTULO 4

Azize

Me desperté desorientada, no sé cuánto había dormido, pero la luz se filtraba a través del
balcón y las ventanas, tenía un brazo rodeándome por la cintura, las neuronas despertaron e
hicieron conexión ¡Eren!, Notaba su respiración en mi pelo, me moví lentamente y me quite su
brazo de lo alto como pude, me arrastre de la cama y casi me caigo en el Intento. Ya en el
suelo me giré hacia la cama. Estaba de lado, el brazo extendido hacia donde yo dormía antes,
su cara estaba relajada, ¿cómo actuó en esta situación, lo despierto? ¿Lo dejo que se despierte
solo? De repente se movió y se despertó. Y se incorporó de repente
-¿!Azize, que hora es!?
-No lo sé, ¿por qué preguntas?
-Llego tarde seguro, mierda.
-Eren
-Si
-Soy tu jefa no llegas tarde
-Eso no es verdad, eres mi jefa pero eso no hace que pueda olvidar mi trabajo.
-Eren ayer echaste horas extras, créeme, no llegas tarde, es más hoy vamos a trabajar, pero
no en el jardín. Vete a casa haz lo que tengas que hacer y a las 12 vuelve aquí, taman?
-No entiendo, qué haremos.
-Vamos a ir a buscar un banco blanco, fue tu idea. Le sonreí
-Está bien, pero yo me encargo del sitio para ir a buscarlo, te recojo a las 12 entonces.
-Ok, no llegues tarde, o te pondré una falta.
-Taman Señorita Azize, me voy, no quiero llegar tarde. Me guiño el ojo y salió por la puerta.
El día de ayer parecía tan lejano como cercano, el golpe en el labio me molestaba, y me
recordaba lo que había pasado, pero Eren había calmado mis nervios y me había hecho sentir
segura, prácticamente no lo conocía, pero podía sentir que era un buen hombre. Me dirigí al
baño para darme una ducha, hice recuento de daños frente al espejo, la nariz estaba bien,
tenía una leve herida y moratón en el labio y marcas de dedos en el cuello, pero no eran muy
visibles, me consolaba pensar que Emre había quedado muchísimo peor, no me sentí mal por
pensar eso.

Eren

Conducía camino a casa, Tarlabaşı situado en el distrito de Beyoğlu estaba increíblemente
cerca de Kadıköy, unos veinte minutos en coche, un poco más si cuentas el tráfico frenético de
Estambul, pero el contraste de un distrito con otro era abrumador, İçerenköy era un barrio rico
situado en el distrito de Kadıköy donde solo se veían nuevas construcciones, además de pisos
de lujo y mansiones, Tarlabaşı por el contrario era un barrio trabajador en su mayoría, tenía
mala fama creada convenientemente por el gobierno. En los últimos años se habían demolido
edificios en cadena, supuestamente por su mal estado, la realidad es que la pobreza no es algo
que gusta ver y es mejor esconder, y para una zona en el centro de Estambul no quedaba bien.
Por la hora que era me daba tiempo de sobra de ducharme, cambiarme y volver para ir a por
Azize a İçerenköy. La llevaría a una de las tiendas de antigüedades de la calle Voldina,
seguramente nunca habría ido por allí y es algo que definitivamente yo quería enseñarle. Me
sentía realmente mal por engañarla a ella y por engañarme a mí mismo, sabía que en algún
momento llegaría a saber que él era el encapuchado y estaba dejando que todo fuera
demasiado lejos, prácticamente eran amigos, aunque había sido un periodo de tiempo breve
habían creado un vínculo y no quería que eso acabará, pero pronto tendría que hacerlo, había
veces que se dejaba llevar, pero entonces recordaba cómo había llegado a esa casa, hasta a
Azize y entonces me alejaba ipso facto. Todo se estaba volviendo demasiado complicado.
Absorto en mis pensamientos había llegado a casa sin darme cuenta, aparqué y subí, una casa
de dos plantas adaptada y dividida en dos pisos, el piso superior era mío y el de abajo estaba
deshabitado, lo había ido arreglando poco a poco, la cocina, baño, la habitación y el salón,
estaba conforme por ahora, a pesar de ser una construcción antigua estaba en perfecto estado
y al reformar mi piso quedó sencillo pero como nuevo, es verdad que en los últimos años su
trabajo no había sido precisamente honrado, pero había trabajado de todo, vendiendo
pañuelos, limpiando coches, descargando camiones, camarero, jardinero y por último el error
más grande que he cometido, meterme en esa mierda que me ofreció Kemal, habían visto una
oportunidad en mi juventud y lo hábil que era para salir de situaciones difíciles, una ventaja de
criarse solo en las calles, poniendo todo en perspectiva, si le contara todo esto a Azize
probablemente me echaría del trabajo de inmediato y mucho menos querría ser mi amiga, me
echaría de su vida y no podría protegerla, pero en fin, quién era yo para que ella quisiera que
yo la protegiera. Solté las llaves sobre la mesa de la sala de estar, me dirigí a la habitación y
preparé la ropa que me iba a poner, jeans, botas, camisa verde militar, básica negra y las gafas
de sol, a esa hora del día y en esa época eran prácticamente imprescindibles. Era hora de
ducharse, se me iba a echar la hora encima, la jefa me esperaba. Sonreí ante la idea.